martes, 10 de agosto de 2021

LA LAVA DEL VOLCÁN.

Si  me dicen cuál es mi condición primera contestaré, sin dudar, la contradicción esférica: me mire por donde me mire en mi biografía no he hecho  más que contradecirme.


No podría dedicarme a nada público, tipo político o gente así, porque he dejado un  rastro de cosas muy feas en mi vida y, como la lava del volcán, han quedado solidificadas en capas y allí están. No hay manera de esconder aquello.


El órgano más importante del ser humano no es el corazón ni el cerebro sino uno que no sé nombrar , que es un órgano con el que nacemos todos pero que la mayoría no descubre hasta vete a saber cuándo. Algunos nunca. Porque hay gente que dice " yo no he hecho mal nunca a nadie".


Me parece acojonante ser así. 


Ese órgano permite que pasemos sin que se note de adolescentes incendiarios a adultos bomberos. Sin que se note mucho, quiero decir: 


—¿Pero no decías tú hace años que antes muerto que casado, antes en la tumba que en las urnas, antes en la silla eléctrica que la libertad de fumar cuando quieras y donde quieras, que  nunca jamás...

—Yo…, yo…





3 comentarios:

  1. Hoy, aunque no sea lo habitual para contigo, discrepo: ¿tú, Suso, incoherente, contradictorio? No.

    Una cosa es ir descubriendo provechosamente la verdad (nuestra poquedad) y otra pensar, o sentir, que dicha poquedad nos invalida como seres luminosos en este insondable cosmos. En principio, de esto último yo culpo a Dios: ¡coño, que nos hubiera dado 800 o 900 años más de esperanza de vida! Entonces, quizás, muestras conclusiones serían otras. Pero en el fondo, al final, confío en que Él sabe que ni con 800, 900, 90 000 o toda una eternidad, sabríamos de su misterio...

    Lo creo de verdad, a pies juntillas. ¿De verdad es más sensato creer que la creación fue, es, porque sí!

    ResponderEliminar
  2. Querido Suso:

    Aunque sea inverosímil sigo por aquí. Por cáncer, como sabes, me quitaron el estómago y buena parte de los intestinos y los muchos ganglios que los acompañan, ¡qué de ganglios de los que hasta entonces no sabía! Pero no contentos, me volvieron a intervenir para quitarme más intestinos (yo creo que me dejaron apenas un palmo de ellos; al menos tales son mis digestiones: es comer y ¡pum!).

    Bueno, mi mensaje es éste: aunque, por lo que veo, sin estómago y aledaños se puede seguir viviendo, sin dudar —sin la duda— mantengo que es imposible. Bendita sea, pues, la duda.

    Un gran abrazo para ti, luminoso y dubitativo ser.

    Luxindex.

    ResponderEliminar
  3. Un abrazo inmenso y oceánico, amigo.

    Años sin saber de ti. Te recordaré a diario, aunque no sé quién eres.

    ResponderEliminar