A mi siempre me pareció una historia entrañable, como la de esos amores platónicos y adolescentes cuando no toca.
Aquel hombre, casado, con tres hijos, nietos, y la carrera de su vida en la últimas vueltas, justo cuando ves al de la bandera que se acerca a dar el banderazo de llegada final , se había acostumbrado a una mujer difícil. ¿ Difícil?...en fin. Retorcida y arpía.
Tenía costumbre de asistir a misa a diario, y allí coincidía con "ella": una mujer piadosa.
Estaba secretamente enamorado pero, hombre de conciencia fina, no manifestaba ninguna inclinación , ningún apego, nada que pudiese señalar inclinación afectiva por ese ángel que le tenía loco.
- Estoy enamorado - me dijo temblando, colorado, avergonzado y sorprendido de su sinceridad. Hay una mujer que veo todos los días en misa. Ella no sabe nada....y yo...yo...me pongo en el banco detrás del suyo...¿sabes para qué?
- ¿?
- Para que cuando el sacerdote diga " daos fraternalmente la paz " , ella se gire y me dé la mano...tocarla me hace tan feliz...a veces pienso que esa contacto - en ella sólo es un gesto, en mi una caricia- es más intensa que la Comunión de después...
- ¿ Y eso te apura tanto?...¡a mi me parece maravilloso! : me recuerdas esos amores adolescentes, tan estupendos.
- ¿ No es una infidelidad ?
- No....parece una escena de película: Demi Moore y Patrick Swayze con las manos metidas en el barro en Ghost , pero al revés: al darle la paz y sentir su mano, tú vivo, y ella muerta.
- No te rías, por favor...
Y rompió a llorar.
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