domingo, 1 de agosto de 2021

COSMONAUTAS.

Hubo unos años que fui buscando casa de alquiler. Allí  te das cuenta que  somos gente que no confiamos nada en nadie.  Curiosa mentalidad la de las inmobiliarias. Aún queda el propietario con el hijo  dócil despachando en un pequeño local repleto de carteles con oportunidades.


El  dueño de la Inmobiliaria es a su vez propietario de muchos de los pisos que vende, y cobra por activa, pasiva, perifrástica. Se   frota  las manos ladinamente, sonríe como los córvidos, y  tiene en  el rostro las arrugas de años de usura.

Te pongas como te pongas es así, y no lo vas a  cambiar.

Después de  recorrer  varias  inmobiliarias  caes en la cuenta  que vivimos en un mundo inhóspito  y desapacible. Miro al sol   y siento el vértigo de sentirme una hormiga   girando en  este planeta cargado con un bullicio de hombres y animales que se devoran para sobrevivir.  Alguien dijo "mi reino no es de este mundo". Tampoco el mío.

En el mejor de los casos una vida humana equivale a ochenta y tantas vueltas alrededor de pelota  más o menos azul. ¡Qué fría esa sonrisa  que  me mira al cuello diciendo "tres meses de fianza por adelantado, más  tal, más cual... No me agrada esta Noria . 

Pero no todo es inexorable.

Hace miles de años los hombres adoraban a ese Sol, y le pedían el regalo de la luz, la lluvia  como una caricia para el rostro, dibujaban en las paredes de las cuevas aventuras maravillosas de  cazadores  , o esculpían una Venus de fértiles  caderas .    Uno también puede negarse a dar vueltas a esa noria. 

Sentarte en un banco de cualquier  parque  y rezar para fingir que aún eres  libre y que toda esa parafernalia te importa una higa, y pedir que lo que resta de  año en toda su órbita no nos encontremos con  algún ladino  que nos amargue la vida.

Un día sonará la sirena de esta particular   Noria personal  y habrá que apearse de ella. 

Espero que el  tío de los tickets  quite la cadena, nos coja de la mano con suavidad, sin brusquedades. 

La  muerte no existe. Los muertos, cuando devuelven el alma al universo, Dios los convierte en cosmonautas  de muchos satélites.

O eso quisiera.

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