sábado, 30 de octubre de 2021

HOY MÁS CERCA QUE AYER.

Uno de los consejos ascéticos que más he escuchado, y que me han dado hasta la hartura ha sido " conócete a ti mismo ".


Ese imperativo de Píndaro,  "llegar a ser el que se es", repetido por tantos otros autores, lo encontré en Camino por primera vez y me lo apliqué como suele aplicárselo todo el mundo, dando por hecho que se refiere a la mejor versión de uno mismo, a nuestro programa de máximos, de ser el mejor Suso que pueda ser, y me dije: sí, voy a llegar a ser el que debo ser, voy a ser un gran tipo, voy a ser casto, limpio de corazón, generoso, voy a amar con la fuerza de todos los corazones que más hayan amado en el mundo, voy a borrar la señal viscosa que dejaron los sembradores impuros del odio,  etc. 


Pero a medida que crece mi decadencia, mi experiencia, me he dado cuenta de la puerilidad de los sueños de máximos, de ser muy muy, porque además se parecen los unos a los otros, y ahora miro a Píndaro desde mis realidades de mínimos, porque soy una mierda : era inevitable, si examino mi infancia y adolescencia, que llegara a ser este que soy hoy: un vago, un pobre obsesivo, un vanidoso de tomo y lomo, un ser líquido, un rencoroso, un castrado social y emocional, un gilipollas especializado en chorradas, un pajillas egoísta, un colgado, un miedoso, un tío bastante raro, un absurdo, un ser extraviado y con muchas dudas. 


¿Y sabéis qué es lo mejor de todo? Que es mucho más interesante la persona que soy que la que soñaba ser.


Hoy estoy más cerca de lo que se suponía debía ser. 




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