Hace tres años paseaba en sant Cugat de regreso a casa por la calle Santiago Rusiñol, un pijódromo muy principal de allí. Derrepenete, depronoto, un antiguo alumno me para. Está sorprendido y feliz de verme. Yo también.
Que alguien te reconozca después de tantos años gusta. Señal de que aún queda Suso reconocible, más o menos.
Me presenta a su señora. Un pibón. Se muestra emocionadísima. Es antigua alumna también de una ganadería del sector....
- ¿ Suso?... ¿tú eres Suso?...¿el profe de Viaró?
- Ajá -respondo.
Y da unos saltitos....
- ¿ Puedo hacerte una pregunta?...¡¡¡eres tan famoso!!!
No tengo muy claro si esa cara de alucine es de alegría, de horror, pasmo, desconcierto, acojono, o nada, que ella es así de cuna.
Sé que la fama me precede en muchos colegios donde anduve y, digámoslo ya, no todo lo que se dice es verdad. Y , como intuyo por dónde irá la pregunta de esta rubia dolicocéfala que parece una invitada de pasapalabra diciendo " ¡¡¡ estás a dos preguntas de ganar 270.000 eurazooooossss!!!, le digo poniendo cara de san Juan Bosco y voz de Bond, James Bond...
- Adelante, pregunta.
- ¿Es verdad que en Viaró pusieron cristales en las salas de visita donde se hacen las tutorías después de que os pillaron a una madre y a ti dale que te pego en un sofá?
Seguí con la cara de el Bosco. Sonreía. Pero en mi interior pensaba " esta tía es gilpollas". Dos niños, sus hijos, me miraban expectantes con rostro de " ¿ es verdad o no, hein, es verdad o no?".
Sé que a estas alturas de mi vida no vale la pena negar algo que ya está acortezado y tatuado en el callo cerebral, ¿para qué desilusionar a esta gente?
- ¿ Dale que te pego?...¿ qué quieres decir con "dale que te pego"?
- Pues...en fin...ya sabes...
- Te refieres a ...( insinúo un gesto de remar en el aire).
- Algo así- ríe , ante la perplejidad de su marido que no da crédito a la conversación que estamos teniendo.
- Ajá - respondí. Es verdad.
Chispas de Cocacola en la mirada de la piadosa madre.
- ¿Y es verdad que era...?
- Hasta aquí puedo contar...
- Lo entiendo - respondió con mirada pillina.
Al despedirnos me pareció - aunque puede que sean cosas de este pobre viejo verde- un gesto de complicidad de la mamá.
Ya tenemos al odiateur: el marido de la madre del sofá (salvo que haya varias madres, varios sofás y varios maridos, en cuyo caso la identificación se complica).
ResponderEliminarCada colegio tiene su marido de los sofáre..
ResponderEliminar- ¿Y es verdad que era...?
ResponderEliminarLa anécdota es buenísima pero... jopé, nos dejas con la intriga! Da alguna pista de por dónde van los tiros.
Golfus illerdensis
ResponderEliminarSin haber estado ahí me parece que la señora se pasó tres pueblos.
ResponderEliminarA alguien que acabas de conocer no le sacas chismes.
No sé por qué lo cuentas Suso, es expiación?
Ya vale!
Hay entradas tuyas sobre la vida, sobre la sociedad llenas de profundidad, sabiduría y lirismo.
Ya vale!
Esa es mi opinión.
Lo cuento porque me parece divertido, porque la señora es un pequeño clásico que también se da en esos mundos, y porque hay que reírse , que no siempre uno es lírico, profundo, y.... ¿sabio?... ¡es la primera vez en mi vida que alguien me llama SABIO!
ResponderEliminarA... y tengo la experiencia de tratar con mujeres de antiguos alumnos que no me conocían, pero el marido le había contado tantas historias mias ( muchas exageradísimas ) que al ser presentado uno era como de la familia... de allí el exceso de confianza.
ResponderEliminarPero no lo dejes a medias (lo que cuentas, digo). Aquella madre de Pijaró es verdad que era... ¿que era qué?
ResponderEliminarHay muchas formas de acabar de contarlo sin comprometer/identificar a nadie.
¿Que era qué...? Tal vez una top model, una ninfómana, una famosa, era del Betis, era muy rica, era la presidenta de una asociación de rancio abolengo...
Nada que ver con el tema, solo que los mails a tu cuenta (holasuso) vienen rebotados, no se si alguien más te lo ha dicho. Tu servidor (el informático) no acepta los mails. Saludos.
ResponderEliminarEl mail activo es susomendi@gmail.com
ResponderEliminarLa anécdota que cuento, como ya he escrito, eso no sucedió...
Gracias, no, no tiene nada que ver, se trata de un vino.
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