Estos días voy mucho a andar por el bosque.
En otoño el bosque habla , canta, suspira, se mueve. Aquí en Galicia la vida es muy fecunda: fragas, soutos, faial, carballo, todos sombríos, de una luz maravillosa, cada uno con su río, grande o pequeño, que lo cruza con una sonoridad que, joder, embalsama el alma.
Durante el otoño se mezcla la vida y la muerte. Hay una especie de ciclo que estremece: las hojas caen, los árboles se pudren, todo se desgasta y muere, pero esa vida vegetal no muere del todo. Se reintegra a los componentes del mismo bosque, incluso de la biosfera.
Entre los componentes animados e inanimados hay un intercambio permanente. Los miembros nuevos se nutren de la materia que les proporcionan los que mueren con sus desechos. Es un espectáculo ver como todas las especies se nutren de unos de otros.
Incluso el agua participa de ese ciclo. Esa gota de lluvia que hoy cae aquí será líquida, gaseosa, sólida...y vete tú a saber dónde caerá y a quién.
Todo en la naturaleza participa de un ciclo que hace que muchas personas crean en reencarnaciones. El alma de los muertos que no muere, sino que evoluciona, y esas cosas.
La iglesia cree que hay una comunión , llama de los santos, que recuerda un poco a este ciclo. Los vivos, los muertos, toda la creación , están unidos unos con otros y esa unión conecta lo espiritual, lo materia, a través de la oración , del dolor, de la caridad...unos interceden por otros. Nadie está solo.
Es un misterio. Para mi muy hermoso, y muy fácil de entender.
La metáfora de la muerte participando del ciclo de la vida, también se puede aplicar a los blogs: los odiadores, con su participación en forma de caquitas, son estiércol muerto que nutren las entradas.
Aunque no se publiquen sus potadas.
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