Hay quienes pretenden hacernos daño, desestabilizarnos, y desean que perdamos el control sobre nosotros mismos.
Son personas débiles, frustradas , resentidas, complejas. Nos vampirizan psicológicamente para compensar su propia debilidad y miseria moral.
Gente así no debe condicionar tu vida. No hay que hacer caso a quienes nos sugieren que paguemos a la persona problema con la misma moneda, porque entraríamos en su juego.
Quienes hacen mal por necedad , por miseria moral , por vicio, por falta de luces, o por maldad recalcitrante y compensatoria, se nutren no sólo del dolor que causan sino, sobre todo, de la atención que se les presta.
Cada vez que atiendes al que practica el mal , refuerzas su conducta, la motivas , porque contribuyas a que se siente importante, necesario, con poder.
No hay mayor antídoto contra quien busca nuestra desgracia que ignorarlo por completo. Sus lágrimas están esculpidas en el mármol.
Siempre hay alguno cerca y hay que huir de ellos como de la peste: tienen una increíble capacidad para absorber tu energía, dejarte sin fuerzas, con sensación de vacío; hagas lo que hagas. Así que hazme caso y huye. Y si no te dejan, mándales a la mierda como un Fernán Gómez redivivo, que se oiga hasta en Saturno.
ResponderEliminarMe ha encantado hasta el último párrafo: Quien soy yo para saber de qué están hechas sus lágrimas!
ResponderEliminarY lo demás lo he encontrado sabio 😉