jueves, 21 de octubre de 2021

¡MIRA, UNA ESTRELLA!

Salí a mirar el cielo hace dos noches.


Recordé a mi padre, un soñador que disfrutaba  contemplando el cielo. 


- Mirad, una estrella


Siempre hay un padre poeta  que anuncia, como en la primera noche de la tierra, un astro que reluce igual que un clavo, suspendido allá arriba, frío y tenaz, amigo y desconocido.


También esa noche me acordé de él, cuando el silencio empezaba a dominarne como el anuncio de un cansancio dulce y necesario:


—¡Mira, el cielo!


Durante  años, se vive bajo ese gran lago de vientos, de tormentas, de rutas por donde vagan astros apagados. Se anda y se vive, y se mira, y se ven sus estrellas y su luz, de un modo natural y rutinario. «Ésa es la noche». «Ése es el día», nos decimos.


Pero una tarde como hoy  volviendo a casa, entre el rumor del viento que azota las hojas de los álamos, levantamos la cabeza y sorprendemos, sin saber cómo, el cielo, la primera estrella, la primera noche.


Recuerdo bien aquel vértigo, aquel primer gran miedo del cielo sobre nuestras cabezas, aquel inmenso atractivo del primer abismo. Y pienso en mi padre, y le doy las gracias. 


He vuelto a ver aquellas tardes de octubre, aquellas nubes distintas, aquella luz como un estallido de silencio. Lo había olvidado. 


¡ Qué grande era ese hombre!


Ojalá recuerdes tus estrellas, tus lunas  y tus padres. 





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