Cada uno tiene sus manías, esos pequeños rituales Dicen que los rituales son procesos de transformación, ritos de paso. Sin las manías uno se siente desasistido y vulnerable.
Probablemente, todas esas coreografías que cada cual tiene lo que se busca es seguir siendo feliz.
Conocí un cura que estaba lleno todo él de manías. Una era cuando se lavaba las manos en el ofertorio. Era una suma de refriegas y contrarrefriegas del dorso y la palma , un no acabar de limpiarse , un raca raca interminable en la ablución de las manos. Dicen que es para purificarse, pero este hombre se sacaba brillo.
Y , al finalizar la misa, había que verlo limpiando la patena. Allí el hombre se afanaba en un sin fin de ritos, auténticas manías, limpiando el copón con minuciosidad , mirándolo al trasluz a ver si quedaba alguna partícula, metiendo unos meneos con el pañito al cáliz , repasando, contrarrepasando, volviendo a mirar a la luz...¡interminable!
Hay quien pensaba que era piedad. Yo creo que era una obsesión enfermiza.
Otro que sufrí, desplegaba sobre la mesa del despacho todos los bolígrafos, plumas, subrayadores Stabilos de varios colores, lapiceros, gomas de borrar, posits, imagen de la Virgen , era muy piadoso, fotos de la familia en el día de la familia, mujer y nueve hijos, en Torreciudad, un crucifijo de mesa ... todo en orden: un sitio para cada cosa, y cada cosa en su sitio.
La vida es esplendorosa e incierta. Los rituales dan deguridad, alivian el miedo a que todo se estropee. Detrás de un maniático hay un hombre con miedo. A veces un escrupuloso.
Uno de chaval , cuando andaba por la calle intentaba no pisar la junta de la baldosa. Pero si la pisaba , no regresaba a sanar el fallo.
Un ritual preciso de Rafael Nadal que se podría resumir así: cada vez que va a sacar: zapatilla, zapatilla, pelota, calzoncillo, camiseta, camiseta, nariz, oreja, nariz, oreja, muñequera y bote, bote, bote.
El maniático tiene terror a la mala suerte, a la fatalidad. Con los años he aprendido a no cuestionarme las tonterías de los demás, y no quiero que se cuestionen las mías. ¡ Somos tan raros, y tan distintos!
En realidad, lo que buscamos con las manías es que las cosas nos vayan bien, que nos sonría la vida, que no haya días de sorpresas inesperadas.
Cada uno tiene las suyas. Es el reverso de nuestra rutinaria vida.
Pues como dice Toni, mal no le ha ido a Rafael.
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