lunes, 26 de septiembre de 2022

UNA PUTA BROMA. O ESO PARECE.

La risa está demasiado valorada. Se confunde con frecuencia reír con estar alegre. Y no es lo mismo. Uno reír, lo que se dice reír, lo hace pocas veces. Sonrío mucho, pero no soy de risa floja. Otra cosa es que me gusta provocarla. 


También me chifla esa gente de rostro serio que tiene un humor maravilloso.  Esos que por fuera son pausados y taciturnos, y por dentro llevan una coña marinera muy principal. Uno que conocí mucho se llamaba Chiscu Muliterno, era tartamudo, serio palo palote, parecía un  oficial de las SS, mirada fría, glacial, sin embargo, te petabas con él. 


Una vez en Viaró a un profesor , algo débil de carácter, les dio a los de COU por lanzarle monedas a los pies mientras explicaba la lección. Al final, el hombre, roto por la coña que se llevaban con él, decidió presentar su dimisión.


Muliterno convocó a todos al salón de actos. Se plantó delante de ellos.


- A que no m...m...me tiráis una moneda a m...m...mi.


Se levantó uno, se metió la mano en el bolsillo, y le lanzó la moneda a los pies. Muliterno, sin variar la voz ni el gesto, le dijo:


- A la puta calle. No vuelvas a clase hasta los exámenes finales.


Me fui de vareta. Ser feliz es un espectáculo íntimo. La risa puede ser perfectamente compatible con la tristeza. En los restaurantes pasa  escuchar risas, carcajadas, que son un cante. No es que se rían, es que se descojonan. Y no es eso.  La risa es enigmática: llega cuando no se le espera, y no aparece cuando es la invitada principal.


Y, encima, ahora ya te tienen que decir de qué te tienes que reír. Esto, cro yo, es por el social comunismo que nos gobierna, que se pasan legislando cómo hay que follar, cómo hay que llorar, cómo hay que reír, cómo hay que sentir, y pecados nuevos que no sabíamos que existiesen.


Incluso hay que sentirse culpable por alguna carcajada. No te rías de un transexual recién operado de sesenta años que ayer se llamaba Lorenzo, y hoy  Ava, y que tiene una nuez que vaya...


Reírse de todo es de propio de tontos, pero no reírse de nada, de idiotas.  


De todas formas, lo mejor, siempre, es reírse de uni mismo. Al final, toda nuestra vida no es más que una puta broma. O eso parece.




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