sábado, 3 de septiembre de 2022

UNA PROFECÍA DE RATZINGER.

Las instituciones, partidos políticos, congregaciones religiosas, asociaciones de todo tipo,  nacen para potenciar la existencia individual y para servirla, pero inmediatamente después de constituirse pasan frecuentemente a tener como primer objetivo la afirmación y glorificación de sí mismas.


Es cuando , por encima de sus miembros, prevalece el Club, se llame Betis, Barça, o Real Madrid.  Y, lo que me hace mucha gracia, lo de menos es la esencia primera de esa institución. Es más,  pasan ls años y ya nadie sabe cuál es esa  esencia primera, el chispazo del primer amor.


Estoy leyendo la biografía de Benedicto XVI de Peter Seewald  y este es uno de los asuntos que más preocupó a este hombre. La Iglesia que se encontró era  institución anquilosada, una vieja estructura llevada por inercias de siglos , muy  lenta y burocratizada.  En fin, el Concilio, lejos de encauzar las cosas , las estropeó. No fue lo que se esperaba.


De aquellos polvos, estos lodos. El papa que hoy...¿sufrimos?...es la imagen perfecta de aquella siembra en la liturgia, en el dogma, y en la moral .Supongo que el Espíritu Santo sabe lo que hace, y todo está previsto por la Providencia.


 En la Introducción al cristianismo Ratzinger hacía una interpretación del relato del juicio final a las naciones, que recoge el capítulo XXV del Evangelio de Mateo. Venid vosotros a la vida eterna, porque tuve hambre  y me disteis de comer, etc.


Hasta entonces, todas las proclamaciones doctrinales y dogmáticas sobre la Iglesia como único camino de salvación, del conocimiento de Cristo y de la fe en Él como requisito imprescindible para la vida eterna, era que fuera de la Iglesia no hay salvación.


Ahora aparecían con una nueva luz bajo la mirada de Ratzinger. La Iglesia es la comunidad de los que reconocen, siguen y confiesan a Cristo, pero quienes reconocen, siguen y confiesan a Cristo, y que a su vez son reconocidos y confesados por Cristo mismo en el último día son los que han dado de comer a los hambrientos y de beber a los sedientos, los que han visitado y acompañado a los enfermos y encarcelados. 


Es decir, los que han practicado la misericordia con entrañas de misericordia.


Más adelante, años después, Ratzinger dijo  : “Cuando Dios haya desaparecido totalmente para los seres humanos”, aseguró ,  “experimentarán su absoluta y horrible pobreza. Y entonces descubrirán la pequeña comunidad de los creyentes como algo totalmente nuevo”... “La Iglesia se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad. Se presentará, de un modo mucho más intenso que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad, a la que sólo se puede acceder a través de una decisión”.


¿Quiénes formarán esa pequeña comunidad de creyentes? : los hombres de buena voluntad, a los que se anunció el nacimiento de Jesús.

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Si alguien desea escribirme , estoy en susomendi@gmail.com


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