sábado, 21 de enero de 2023

OTRA PERSONA ANTIGUA Y MEJOR.

Fui  un muy mal  alumno.


Y, aunque cada anochecer de mi infancia  regresaba a casa perseguido por la escuela, cuando mis boletines de notas llegaban  a casa  repletos de rayas rojas ( símbolos  de  mala conducta  en los colegios de  los jesuitas),   cuando cada año era expulsado una semana a casa , otro repetí tercero de bachillerato, o fui expulsado definitivamente  del colegio de El Salvador ...la verdad es que  vivía tan feliz  y  tan campante.


Ser de los últimos  tiene sus  ventajas. Después, ya en el circuito de la vida , tienes una enorme resistencia al fracaso. Vamos, que te da  lo mismo.


Yo  era un negado para las matemáticas, además , vago de  tomo  y  lomo, con una imaginación enloquecida  que me hacía estar  en todos los sitios, excepto donde debía  de  estar.   (lecciones no sabidas, deberes no hechos), llevaba a casa unos resultados lamentables.


Me  hicieron muchos tests  de  inteligencia , pero  como eran de series y cronometrados, me ponía como una moto y respondía al buen tuntún.


 —¿Comprendes? ¿Comprendes al menos lo que te estoy explicando? ...¡¡¡PERO ESTÁS TONTO, O QUÉ?...¡¡¡PERO  CÓMO NO LO VES, COÑOOOO!!!


Y yo no comprendía. Fijarme me fijaba, y hasta parecía que entendía  la problemática , pero, quiá, no me coscaba de nada.


Aquella incapacidad para comprender se remontaba tan lejos en mi infancia que la familia pensaba que  lo mío era de cuna.


- Átalo, coño- decían mis tíos. 


Y no era broma. Cuando me  quedaba  a  su cuidado  me ataban.


Si alguien  que  me lee mi testimonio  le recuerda  a su hij@ , tranquila:  esta es tu página.


Yo para  mis padres era objeto de estupor, y de un estupor constante, pues los años pasaban sin aportar la menor mejoría a mi estado de embotamiento escolar.


"¿Pero sólo sabes hacer el idiota?, ¿no ves  que todos  se   ríen de ti?,, " ¡tú serás carne de presidio!" ,  «me quedo de una pieza, tú  me estás  tomando el  pelo», «Es para no creérselo»...esas eran  las  exclamaciones familiares,


Aparentemente, todo el mundo comprendía más deprisa que yo. Por ejemplo, jugando a dominó sacaba de quicio a mis parejas.


- ¡Mecagüen la puta, Suso, ¿no has visto que te he marcado el seis doble?


Yo  no me enteraba. Pensaba que era un juego de suerte, no de  inteligencia. 


La  primera vez que alguien  se dio cuenta de  mis facultades fue la profesora Querubina.


- ¡Eres tonto de capirote!


A  mi eso me dolió, porque estaba enamorado hasta las trancas de esa mujer y, aunque tenía diez años y no pensaba pedirle en matrimonio, me dolió.


Sin embargo, aquí estoy. Sesenta  y cinco  años después.  Aunque, a veces, me siento como las ruinas de otra persona antigua y mejor.




1 comentario:

  1. Malos estudiantes han acabado siendo grandes comerciales.

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