miércoles, 18 de enero de 2023

MOTIVANDO A SACO.

En el colegio Viaró me dio , para motivar a los críos de primaria, por dar de premio un pelo de mi cabeza. Como entonces ya comenzaba a canear, decidí que cada diez pelos negros, podrían arrancarme una cana.


Los chavales iban como locos a por su galardón. Entregaban sus deberes y al que me parecía que estaba mejor le llamaba a mi mesa. El crío, emocionadísimo, me  arrancaba el pelo. Yo lo cogía con unción cuasi sacerdotal,  abría la libreta del alumno, pegaba el vello con celo en la contraportada interior, y firmaba , con la fecha del día.


La  verdad es que el tema se me fue de las manos. Dijo alguien que jugar para un niño es la posibilidad de recortar un trocito de mundo y manipularlo. En mi caso no fue recortar un trocito...fue arrasar.


La competencia entre algunos de ellos era salvaje. Había quien tenía toda la libreta repleta de pelos pegados y firmas, y fechas.


Un día,  esto que te vas de vareta , a uno, que tenía alfombrado el cuaderno, le dije entusiasmado.


- ¡ Te has ganado un pelo de mi bigote!, ¡sí señor!.


El chaval se emocionó hasta llegar al éxtasis.  


Pongo el morrete en plan " venga dale". Y el muchacho acerca los dedos a la nariz...y , entonces, ¡lo juro!, porque nunca he olvidado  ni al chico, ni ese momento...¡siento en sus dedos un olor  a mierda!. Y, con toda seguridad, de su culo.


Pues, señoras y señores, aguanté impertérrito.


¡Eso es vocación profesional!


No diré el nombre de ese  crío porque hoy es sacerdote ( no, no  se llama Alex. Lo digo porque es uno de los curas que me lee).


No termina aquí la anécdota.


Días después, me llama una madre. 


- ¿Podría usted motivar a los niños de otra manera?


- ¿?¿?¿


-   Hace dos  tardes, repasando los deberes de Miquel, encontré un cuaderno que  su cubierta interior estaba repleta de  cabellos pegados con celos y su firma....me  pareció una cochinada, y los arranqué todos y ,los tiré a la basura. 


- Es que...


- Déjeme terminar, por favor....cuando mi hijo llegó a su habitación le dio un berrinche. Fui a ver qué sucedía. Estaba llorando, con la libreta en las manos..."¿ dónde están los premios, dónde están los premios?", gemía desconsolado.


"Sólo le digo que tuve que ir a mi habitación, cortarme varios pelos de mi cabeza, y decirle que los habá encontrado. Tuvimos qe volverlos a pegar...así que, por favor, ¿no podría buscar otro modo de motivar a sus niños?




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