lunes, 2 de enero de 2023

CINEMA PARADISO: LA PASIÓN POR ALGO.

He vuelto a ver  "Cinema Paradiso. No me cansa. 


Es una historia que trata sobre el amor.


Y también sobre la pasión por algo y la amistad.


La pasión se centra en  el cine. Pero puedes pensar en cualquier otra pasión que tengas. Esta pasión es la que hace que el personaje principal, un niño llamado “Totò”, pueda contrarrestar la tristeza y la amargura por haber perdido a su padre en la guerra.


La pasión es ese fuego que tenemos encendido en algún lugar en nuestro dentro  que, muchas veces, y muchas personas, quieren apagarla por los múltiples problemas y desgracias que nos suceden en la vida. 


En el momento en que se apaga esa llama se entra en ese frío y azul estado interior llamado depresión.


Hay personas que tienen una llama tan potente que es imposible de apagar, la combustión del fuego de la pasión da como resultado una existencia alegre con muchos momentos de felicidad. Ojalá seas un@ de ell@s.


Otras personas tienen una llama que se asemeja más a una chispa que a un fuego. Cualquier nimiedad la apaga y caen en el frío azul.


Y, por último, hay personas que tuvieron un intenso fuego en su interior pero que, por circunstancias de la vida, lo apagaron ellos mismos y no lo han vuelto a encender de nuevo nunca más. También los he conocido. Dan mucha pena.


En todo caso, nuestro protagonista “Totò” logra encender esa llama en su interior haciendo del cine el combustible vital que le lleva a vivir parte de los mejores momentos de su vida.


El mejor resumen que se puede hacer sobre esta pasión está en una frase que el gran amigo de “Totò”, Alfredo, le dice en un momento de la historia. Ésta es:


“Hagas lo que hagas ámalo, como amabas la cabina del Paradiso cuando eras niño”.


Esa frase la he llorado mucho. Mi padre la repetía con mucha fuerza, referida , en lugar de a la cabina, a la libertad.


El segundo tema que trata esta maravilla  es la amistad. La amistad es el sentimiento de amor más puro que hay. Y lo es porque en el amor  de la amistad verdadera no hay ningún sentimiento externo condicionante como puede ser atracción física, o el dinero. Es incondicionalidad pura y simple.


En la historia de amistad entre Alfredo, el operador de la sala de proyección del Cinema Paradiso, y “Totò”, el niño que acaba siendo un hombre y que se forma como persona, en gran parte, gracias a la amistad con Alfredo.


En ese punto de la película Alfredo renuncia a uno de los pilares de su felicidad para que “Totò” pueda tener la oportunidad de vivir su pasión por el cine. Creo que ahí está la clave de toda amistad. En el hecho que un amigo de los de verdad, (ésos que escasean tanto en el mundo real), sea capaz de renunciar incondicionalmente a parte de su felicidad para poder ayudar a que otro amigo pueda conseguir alcanzar sus sueños.


Muchas veces me pregunto a quién, o a quienes , les debo mi vida feliz. 


La amistad. ¡ Qué difícil y jodida es la palabra! Muchas veces es  un ancla que te impide avanzar en tu camino hacia la alegría, como esos que confunden amistad e interés. La amistad  es una vela que ayuda a navegar por este mar, a veces plano y agradable y otras picado y tormentoso, que es la realidad. 


La peli trata otros  sentimientos como por ejemplo el sentimiento de haber formado parte de algún lugar. En este caso un pequeño pueblo de Sicilia donde gran parte de la vida del mismo gira alrededor de su plaza, lugar donde está el Cinema Paradiso. 


Los habitantes del pueblo son también uno de los grandes puntales de la película. Sin apenas cobrar protagonismo individual llegas a querer a cada uno de ellos como si fuesen aquellas personas que formaron parte del entorno de la época más feliz de tu vida. Porque uno también ha disfrutado de su barrio, de su colegio, de sus calles, y sus gentes.  Mientras ves la película puedes sentir en la boca del estómago aquella sensación que puedes haber sentido si alguna vez en la vida has formado parte de algún lugar.


Ver esa gente de Giancaldo es una lección de humanidad y humildad que no sé describir con palabras. Se ha de ver para poder vivir lo que intento plasmar. La idea es que en nuestros corazones acostumbran a instalarse a vivir para siempre las personas sencillas, humildes, puras y buenas que hemos conocido alguna vez en nuestras vidas.


Giancaldo, sus habitantes y el Cinema Paradiso no son un pueblo, son un dulce sentimiento que vive entre la memoria y el corazón que hace que esbocemos una invertebrada sonrisa cada vez que les recordamos.


Muchos hemos tenido en algún momento de nuestras vidas nuestro particular Giancaldo, un conjunto de personas buenas a nuestro alrededor y un Cinema Paradiso que nos han hecho sentir que toda nuestra existencia tiene sentido para estar en ese lugar geográfico, con esas personas en ese sitio concreto y poder vivir momentos de perfección.


Eso para mi fue el club Herzegovino, y Bauprés...y tantos lugares que he vivido.


Durante toda la película  se  van colocando aquí y allá  una serie de cargas emotivas en el interior del espectador. Cargas que detonan todas a la vez en el final generando una catarsis emotiva que hace que muchos de nosotros hayamos acabado llorando al vivir semejante momento de perfección.


Sí, llorando. Así me gustaría terminar al ver mi vida.





4 comentarios:

  1. ¡Hay la cabina! La de horas que me pasé cortando y pegando kilómetros de celuloide en el centro de estudios Monterols (seminario de numerarios del Opus para quién no sepa) para que pudiera pasar la censura interna. Muchas de la veces para suprimir un simple beso en más de dos horas de proyección.
    Por cierto y a propósito de tu escrito acerca de la amistad, dicen que “jamás fracasa quién tiene amigos”. El problema es que a veces creemos que tenemos y en realidad ellos no lo son. O no lo somos, que es lo más común.

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  2. Sí... aquello de la cabina de Monterols era raro raro raro

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  3. Lo bueno, lo mejor, es que yo sí podía verlo todo. Me santificaba viendo besos y mujeres en bañador para evitar que mis “hermanos” lo vieran y no tuvieran ninguna tentación. ¡Qué tiempos aquellos!

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