lunes, 20 de octubre de 2014

BOCAS DESDENTADAS

A Jesús le gustaba  hablar con bocas con pocos dientes, con gente medio con pinta de lela, de una sencillez que parece simpleza.

A veces, habla a través de ellos. Es su encanto, por lo menos para mi.

Manu me contó una historia de cuando empezó de enfermera...hace muchos años, tendría 20 años.

La verdad es que sólo a una casi adolescente se le hubiese ocurrido semejante solución.

Tenían un paciente ingresado. Era un hombre de un pueblín, estaba sin compañía, y practicamente sin hablar.

El médico, después de varios días ingresado, le preguntó  "si evacuaba"...contestó que sí (Manu me dijo que aquel hombre no sabía a qué se refería con la palabra "evacuar").

"Me acordé de mi padre"- me dijo Manu. 

Bernardo (su padre)  era un hombre sencillo, que cuando "evacuaba" se iba al corral de casa y se aliviaba. "Mi padre no sabía lo que era un WC. En los pueblos se vive de otra manera".

Manu  con los enfermos "de pueblo" era de una sensibilidad extraordinaria.

Cuando se fue el doctor, le dijo al enfermo:

- ¿Hace cuánto que no caga?- tenía el pobre el abdomen hinchadísimo 

- ¡Buf, la tira!.

- ¡Pero si tiene un wáter aquí, en la habitación!

- Ya, ¡pero lo veo tan limpio!, ¡tan no sé!...

Y , en ese momento, se acordó de su padre.

"Mire, vamos a hacer una cosa- alfombró el suelo de la habitación de papeles de periódicos- usted haga lo que tenga que hacer...yo espero fuera a que termine...y limpio y desinfecto después...no se preocupe!".

Y así fue.

Esta anécdota me la contó sólo una vez y,  no me extraña, porque, en fin...¡cabecica!

Y hoy leo " A Dios le gusta hablar con bocas desdentadas, es su encanto".

A Manu le encantaban las bocas desdentadas.

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OTOÑO CERCA DE MATILLA (AYER).

 






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