sábado, 24 de agosto de 2013

DEMASIADO RÁPIDOS, CON VÍNCULOS MUY DÉBILES.

Leyendo el libro "El antropólogo inocente" descubres que  hoy vivimos un individualismo atroz. Eso , y el paso del tiempo, son los grandes problemas que nos planteamos  los urbanitas. 

Tenemos una exagerada   afición  a uno mismo, al yo. Y , además,  está prestigiada y muy bien vista esa  afición. Y eso afecta, y mucho, a la relación en pareja....me dice un  recién separado que ella  le ha dicho que se aburre, que ya no siente mariposas en el estómago.

Lo que descubres en ese libro  es  algo que aquí algunos hemos visto , y en algunos  lugares  aún se puede observar...que hace tan sólo cincuenta años,  la  gente vivía en unidades sociales, en grupos o en familias significativas...En sociedades más primarias los conflictos de los hombres eran sostenidos por los hombres y
los de las mujeres por mujeres, y la vida de la pareja y la familia pertenecía a la comunidad en la que estaba insertada. No había seguridad social, pero todo estaba conectado y nadie quedaba solo.

Hoy  se considera a la pareja como el principio y el fin de toda felicidad. Y eso , me parece, es pedir mucho a  una persona. Se vive  el amor como expresión de lo individual y no de lo social. Eso es muy difícil. Es esperar demasiado, durante demasiado tiempo, de una persona.

Ponemos demasiadas expectativas en una persona . Y, la verdad, crear expectativas es algo maravilloso, pero muchas veces son lugares comunes y palabras infantiles...¿qué cojones  es eso de “mariposas en el estómago”, o “me aburro”? .

Le  estás cargando al otro/a  el peso de ser el principio y el final de todas las cosas, la fuente de todo.

Tarde o  temprano surgen los conflictos...los hijos, malos rollos, lo económico, la muerte , o  la enfermedad...y en lugar de apoyarse en  los demás, se repliegan sobre su caparazón, y tratan de salvarse a sí mismos.

Quizás hemos ido demasiado rápido, y vivimos en pequeñísimas  sociedades, con vínculos muy débiles.  Y, quizás, es  que no es la pareja la que nos da la felicidad. Es vivir en pareja, sí...pero con más gente.

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