domingo, 18 de agosto de 2013

EL SANTO ACOJONE.

Hay algo en  algunas morales que educan dignas del mayor desprecio: el santo acojone.

Y el santo acojone se basa en la maldición. Independientemente de que tus acciones no dependan de la conciencia, ni siquiera de la intención, estás condenado de por vida. Es algo así como un contagio: basta el  contacto con algo malo, una relación física que no dependía de la conciencia o la intención.  El mal es una corrupción objetiva, y que se adquiere  por imprevisión.

En este sentido hay morales sexuales que son demoledoras para el hombre. Sobran ejemplos de caídas por pasión, enfermedad, obsesiones de la edad, que se juzgan  malas “sin parvedad de materia”.

 Los nacionalismos, estoy pensando en Hitler, en Sabino Arana, o en un Pujol desorejado, hablan  de  la  «pureza racial» como núcleo de su ideología y eso seduce a millones de vascos y catalanes  cultos. Hitler deseaba «eliminar la suciedad generada por la peste moral de la civilización». Frases así están sembradas en muchas sociedades.

“La impureza” es la  palabra favorita de estos tipos. El pecado original es un vestigio de esa manera de ver la vida. Puedo entender y aceptar que el hombre está inclinado a pecar, pero asumir una culpa por una causa general, me parece muy fuerte.

“Si alguno peca y comete sin darse cuenta cualquiera de las cosas prohibidas por los mandamientos de Yahvé será responsable y cargará con el peso de la culpa”, dice el Levítico. Le da lo mismo si es voluntario no el acto, consciente o inconsciente. Al estudiar la impureza entramos  en el reino del terror.

No hay que irse al Levítico para escuchar esos mensajes.

Esta moral llega, incluso, a  responsabilizar a un pobre desgraciado  por actos de sus antepasados o de sus familiares, o que él hubiera realizado sin conocimiento ni intención. Ese era el sentido de alguna excomuniones hasta la tercera generación familiar.

Duele mucho ver personas que abandonaron toda fe por culpa de estas éticas del terror...pero duele más comprobar los efectos de estas doctrinas en muchas personas que se dicen de fe

5 comentarios:

  1. Supongo que de ahí viene lo de: " El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento"...
    Pero, Barullo, también tengo entendido que, si Dios existe, la anterior máxima pasa a segundo termino. Nadie mejor que el conoce el fondo de nuestros corazones.
    La ley es humana, hecha para humanos y, por lo que se ve, para percibir un alto grado de efectividad... Al tonto que se la quiera tomar en serio, claro.
    Besitos.

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  2. Cada vez estoy más convencido que las razones que mueven el mundo son "políticas", incluso las que se pretenden religiosas.

    La santidad está troceada en compartimentos estancos, o sea, no es santidad. Son "santos" los míos, los de mi confesión, partido , secta.

    La frase "conviene que un hombre muera" es de lo más significativa de esta manera de entender la vida (esa parte de la vida en la que se mueven millones de personas).

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  3. (Suso, no sabía si soltar el comentario que sigue en la entrada que escribió Jerónimo Nisa días atrás o aquí mismo… Y como no sé si la gente relee las entradas anteriores o no, me dije: «¡Pos aquí, hombreya!»).

    ***

    En Driver (https://vimeo.com/62200526), Jerónimo Nisa nos habla de la Vida y de la Muerte.

    La vida, amenazada de muerte («She´s gonna die like Mama?») y la muerte, en vida, pulcramente uniformada.

    La vida, encarnada en un churretoso mecánico de autos, viudo y padre gruñón y cariñoso de seis criaturas; la muerte, en forma de un parsimonioso hearse driver solitario e irritantemente rutinario que finge mucho requisito para sólo garantizarse así (sin acaso más sobresaltos que, ¡oh, una mota en el capó!) su prevista racioncita de autocomplacencia diaria.

    La vida, siempre azarosa y en jaque, circula en una cochambrosa pickup Chevrolet cuesta arriba, cuesta abajo, como puede, sin tiempo para encender las luces al atardecer ni ceder el paso en los cruces; la muerte, siempre implacable (?), va despacio, sin apuros, a bordo de un negro, negrísimo, Cadillac funerario e impoluto.

    Es una historia preciosa, contada con intriga y ritmo. La fotografía e iluminación son espectaculares (para enmarcar cada fotograma). Las actuaciones estupendas (¡pese a que, contraviniendo el conocido consejo, hay unos pocos de niños y un animal!). Y qué decir de la banda sonora… ¡hasta con un precioso tema inédito que ha dado para un también precioso vídeo musical! (https://vimeo.com/67775348). Habría otros mil felices detalles y acertadas contraposiciones que comentar (la expectante golden retriever que se queda sin una despedida, ni un gesto, de su ensimismado dueño cuando éste se va; el padre angustiado que cuando acude a su casa para socorrer a Maggie, su hijita enferma, aún tiene tiempo para, a la carrera, coger en volandas, dándole así amor y tranquilidad, al más pequeñajo de sus hijos…).Ya digo, mil aciertos finos e inteligentes.

    Pero para que no se me tache de entusiasta incondicional, diré que como he visto muchas veces el cortometraje sé que en 6:16 se refleja la roja camioneta de rodaje de Mike en el retrovisor de la tartana conducida por Kevin; o que en 6:55 hay, a mi juicio, un lapsus de recording con los faros apagados del coche fúnebre, hasta entonces (pues atardece) encendidos… ¿Saca eso al espectador de la historia? No. Son dos detalles intrascendentes.

    Con estos dos tontorrones y rebuscados ejemplitos quiero, ya digo, demostrar la gustosa y repetida atención que le he prestado a cada segundo de este brillante cortometraje.

    No obstante, hay una inflexión, un momento tan verosímil como mágico (cuando el hearse driver se transmuta en la Muerte, con su negra y raída túnica con capucha y guadaña) que yo no hubiese reiterado. La sorpresiva imagen tiene, para mi gusto, tal potencia explícita que reverberaría en el espectador hasta el final del metraje sin necesidad de insistir. Pero bueno, mientras que esto es algo muy opinable no lo es el resultado final: magnífico.

    Además, si Jero ha sustanciado esta maravilla con cero $ de presupuesto, ¡qué no haría con, digamos, un presupuesto como dios manda!

    ¡Enhorabuena y suerte para Jero si la lleva de certámenes!

    Me despido pidiéndole a Driver (Diego) que, si Suso no tiene inconveniente, publique aquí su relato Ángeles y demonios, germen de este cortometraje. Es una curiosidad que, seguro, tenemos muchos.

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  4. Al hilo de lo que comentas hoy, para ser prelado del Real Betis Vale la Pena es condición ser hijo legítimo (Estatutos, punto 131).

    ¡¿Qué, cómo se nos queda el cuerpo después de heredar sin posibilidad de beneficio de inventario los deslices de nuestros mayores?!

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  5. Yo el cuerpo lo tengo fenomenal... El problema con el cuerpo lo tendrán, seguramente, quienes aspiren a tan alto ¿Privilegio?, ¡Menudo cuajo!
    Cuando yo era jovencita era bastante gamberra y tenía también amigas bastante gamberras. Me acuerdo que llamábamos al centro del Betis desde nuestras casas y tapándonos las narices para que no nos reconocieran, y a coro, a todo meter, gritábamos como locas: ¡Opus! ¡Biennn! ¡Opus! ¡Biennn! ¡Opus! ¡Bien, bien, bien, bien por c... Que les den! Y, a continuacion, rompíamos a reír histéricamente. Creo que nunca descubrieron a las autoras de tan finos piropos. Hoy dia, con los sistemas de detección tan avanzados seria imposible hacer estas cosas. ¡Lastima! Que bien lo pasábamos, que tiempos...

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