jueves, 29 de agosto de 2013

¡QUÉ BIEN CONTADO!


La vanidad es el amor a nosotros mismos. 

He terminado estos días de leer a Galdós y sus “Episodios nacionales”, y estoy en las últimas dentelladas de “Avinareta el conspirador”, de Baroja. Los dos son un mosaico apasionante del siglo XIX español. Entre los dos se hace un recorrido minucioso , son alrededor de más de  cincuenta novelas, cada uno en su estilo, de la vida como río: el poder, el amor, las pasiones, las traiciones, la vanidad, la fragilidad humana, la religión en todas sus formas...¡de obligada lectura!

Es lo de siempre. Poco hemos cambiado. ¡Pero qué bien contado! 

De todas las pasiones que se recorren en estas historias, la más ridícula, la más corrosiva, la más ponzoñosa y estéril , es la del afán de poder, y la recua de estupideces que la acompañan.  

Las que más mueven a compasión, ¡vaya descubrimiento!, las producidas por la debilidad y la flaqueza de nuestra condición: el amor, y sucedáneos fronterizos.

¡Cuidado con Galdós y Baroja!: si quieres aprender a escribir allí tienes la pauta. Si buscas el reflejo de nuestra historia, allí tienes un buen espejo.

3 comentarios:

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  2. Los poderosos son muy controladores, y una de las maneras que tienen de controlar es sabiendo, perfectamente, de que pie cojea cada cual, que es lo que quiere cada cual, a que aspira cada cual, haciendo creer a todos los interesados que solo en su mano esta que ellos puedan alcanzar sus metas, obtener sus beneficios, etcétera. De esta manera se aseguran el apoyo incondicional pero interesado de las personas que les rodean.

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