jueves, 23 de abril de 2020

TU PARTICULAR LUCIÉRNAGA

Hay una pequeña fábula de Kafka que tiene por protagonista a un ratón. 



El ratón, encerrado en una trampa, al ver acercarse al gato, exclama: "¡Ay! El mundo cada día se hace más estrecho". 




Así nosotros ,  el confinamiento de nuestra vida nos ha encapsulado , todo lo que somos sufre una merma: nuestra libertad, la capacidad para identificarnos con los demás, nuestro propio lenguaje, que se vuelve reiterativo y lleno de estereotipos.




Estamos jodidos de verdad.




La odisea del pequeño ratón de Kafka no es distinta a nuestra.




La preciosa película de Tim Burton sobre las aventuras de Alicia comienza en uno de esos mundos lleno de adultos con ideales. Todos ellos se creen con derecho de decirle a Alicia cómo comportarse y en qué ocupar su tiempo. Y el mundo de Alicia se estrecha como el del ratón de la fábula de Kafka. Pero aparece un conejo blanco y la niña accede por el hueco de un árbol a un país donde reina el más absoluto sinsentido, un sinsentido que bien mirado no es tan distinto al del mundo que acaba de dejar. Pero sus personajes, el Sombrerero Loco, los Gemelos, la Reina Blanca, al contrario que los adultos que conoce, están tocados por ese tipo especial de locura que, en vez de limitar, amplía el espacio de nuestra alma.




A su regreso de ese misterioso país, Alicia se reencuentra con los suyos, pero ahora sabe lo que quiere y es dueña de un lenguaje personal con el que puede decirles lo que piensa. 




Y, así, a su novio forzado le confiesa que no le ama y que nunca se casará con él, a sus primas que está harta de su hipocresía, a su madre que tiene derecho a decidir su propio futuro e incluso a equivocarse en sus decisiones. 




Ha descubierto la capacidad de elegir y la dulzura de la libertad, y con ellas la posibilidad de vivir su propia vida. La vida que le gustaría vivir, no la que le dicen que viva.




¿Saldremos de nuestro particular hueco del árbol donde hemos caído con una alegría nueva, con ganas de sumergirnos en la luz de las criaturas del mundo?




¿ Se puede?. Por supuesto que sí.  




El Senderines, el niño protagonista de La mortaja, construye un lugar mágico  con una luciérnaga, lo mismo que Alicia en su confinamiento . 




El  padre del chaval  acaba de morir. Está desnudo en la cama y, avergonzado, decide buscar ayuda para vestirle. Nadie le hace caso, pero él recoge una luciérnaga y halla en su luz la fuerza que necesita para enfrentarse a la muerte de su padre y a la miseria moral de cuantos le rodean.




Es cuestión de que encuentres tu luciérnaga.





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