miércoles, 22 de septiembre de 2021

EL CONTENEDOR.

 Vivimos  en una  galaxia  que se  llama Vía Láctea  En ella tiritan  150.000 millones de estrellas aún más potentes que el Sol. 


La galaxia vecina se llama Andrómeda. Desde  donde estamos sólo se ve  como un puntito de luz  , pero estamos   dos millones de años luz, y el puntito  tiene 200.000 millones de estrellas también en llamas.

Hasta ahora los astrónomos han clasificado unas 100.000 millones de galaxias agrupadas en colonias, pero eso sólo son arrabales  puesto que la mayor parte del universo está fuera del alcance de los telescopios. 

El universo continúa su marcha.

No sabemos  cómo , pero  hace  dos mil años   unos sabios de Oriente  leyeron en esa partitura  de las estrellas una  profecía. Ni más  ni  menos  que  Dios se hacía hombre. A  mi eso   siempre  me ha impresionado. 

Uno cree que allá arriba hay frío, silencio, rocas incandescentes, inmensos  agujeros  negros , nada...

Y  lo que  me  deja  absolutamente  perplejo es saber que en interior de un sagrario  pueda estar ese Dios  , y que no pete  el sistema solar, la Vía Láctea, Andrómeda , y los  millones y millones de galaxias  que  tachonan  el universo.

Creer es es  creer  mucho.

Hoy  visité uno de esos sagrarios y estuve  con ese Dios. Después   cené una tortilla francesa con jamón y luego he mirado la luna llena desde casa. La luna, que es un pedrusco y nada más. Se parece algo a nosotros, también pedruscos, que brillamos si  tenemos un sol  que amar. si tú te enciendes, yo me enciendo, si tú brillas, yo brillo.

 Estoy en  Zaragoza . En el parque debajo de casa  unos  seres  humanos  pasean   sus perros y  yo he mirado el firmamento bajo la noche estrellada. ¡Qué  belleza! : Casiopea, Cáncer, Pegaso...tal vez allá arriba  esté escrita una profecía que no sé leer, o una notas  musicales con la partitura de  vete tú a  saber qué  sinfonía  compuesta por Dios. A lo mejor nos estamos perdiendo  la fecha exacta del fin del mundo. ¡Vete  a  saber!

Abajo, en la acera, al pie de una farola, unos  rumanos buscan en la basura del Gadis  residuos de pollo, algunas compresas , hojas de escarolas , unos sesos de cerdo , y una escoba  partida por la mitad.

¡Qué contraste !: arriba  el  código  secreto de la Vía Láctea   profetizando quizás  la segunda venida de  Jesús, y abajo , también quizás, los padres del Redentor que nacerá en otro pesebre.

 Allá arriba   no hay nada. Sin embargo, en ese  contenedor se almacenan desperdiciadas todas las pasiones frustradas, los  sucios pañales de un niño  cuyo culín besó su madre  después de limpiárselo y perfumarlo , la fiebre del sexo más sucio, los restos  de  un CD  desgastado de tanto que se bailó, el frasco de colonia vacío que enamoró a un adolescente, las gafas no aumentan suficientemente la letra....

 Llueve, y en la  calle barnizada por la lluvia se reflejan las  estrellas . También en las gotas que caen sobre ese contenedor abierto . Y en esas gotas  se miran las  constelaciones,  en ese pálpito de vida desperdiciada se asoma  el Universo  y, quizás, Dios mismo.

Mientras, un volcán provoca el terror en unas almas. El Oso Hormiguero de la Naturaleza introduce su lengua pringosa en las casas de unas pobres hormigas que pasaban por allí.

En la Naturaleza todos pasamos por allí. Rezo por ellos.





2 comentarios:

  1. ¡Qué bonito! Pelos de punta.
    Un abrazo

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  2. Que bien vendes ese Dios, ¡no como otros, que nos amargaron la vida con un dios cabreado!.

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