NO LO SÉ.

Tener hijos es el más hermoso acto irracional que dos personas enamoradas pueden hacer. 

A pesar de los miles y miles de libros que se escriben sobre el tema, de las millones de conferencias de expertos gurús de la educación, de los cienes de cursos de orientación familiar, de las revistas de divulgación tipo “Ser Padres”, “Hace Familia”, “ Amor y Socorrismo”, “Buceo y Maternidad”, “Esclavo de mi clavo”, “Semental, queridos padres”, “Prepucios y Fimosis”...

A pesar de de todo eso...nadie sabe nada.

Estamos ante el descubrimiento de un continente oscuro.

Hace falta mucho amor, mucho coraje, mucha suerte. Amor porque lo puede todo. Coraje porque no sabes la de historias que te van a suceder durante años, historias imprevisibles que harían palidecer a cualquier héroe , por muy valiente que este sea. Y suerte por la cantidad de imponderables genéticos, sociales, de amistades, de ambientes, que no puedes controlar en la vida de tus hijos.

En mis años en la enseñanza , a veces, encontré padres de una categoría humana y profesional que se movían en la “excelencia”, de una seriedad y sentido común que maravillaban, unos currículums que pasmaban : catedráticas, magistrados de Tribunales Superiores, consejeros delegados de diez empresas que cotizan en el Ibex , presidentes de empresas multinacionales, directores generales de bancos, agentes de cambio y bolsa...

Y cuando les preguntabas (era la “Encuesta Mendive” , que realicé durante años en distintos colegios, a cientos de padres de cinco provincias distintas)

- ¿Por qué ha tenido usted hijos, si todas las restantes acciones que ha realizado en su vida han sido racionales, sensatas, sabias, prudentes?

Las respuestas de la gente de la calle, los padres normales, siempre eran como muy de andar por casa.

- Quería que alguien conservará el apellido .

- Buscábamos la parejita para que Andrea no estuviera sola.

- Él se empeñó en tener un varón, y hasta que no llegó Oleguer no paró...esa es la razón de tener siete hijas y un hijo.

Pero cuando la encuesta la realizaba a estos “grandes del mundo”, a los que se les admira por sus obras admirables y su buen hacer, la respuesta siempre era la misma:

- NO LO SÉ.