Los grandes recuerdos duran un poco en el reloj, un tiempo en la cabeza, y toda la vida en el corazón.
Manuela es un gran recuerdo. Y, como las cerezas, ese recuerdo trae consigo muchos que le cuelgan en forma de familia, de canciones, de paisajes, de amig@s, de compañer@s de trabajo...porque ella era una mujer que amaba con pasión la vida y todo lo que colgaba de ella.
Ahora mismo podría escribir de mucha de esas personas que amé, y amo, gracias a ella.
Con ella se estaba muy bien. Presumía de todo lo que amaba; su familia, su pueblo, sus amigos, sus vecinos, sus compañeros de trabajo y, por supuesto, de uno.
No hay día que no hable con ella. Y sé que anda muy cerca de mi, de todos los que estuvimos en su corazón.
Vi una película " Corazones indomables"...
En una escena la protagonista ve a su esposo, contemplando a su hijo dormido, y conmovida por el regalo de este momento de paz en un mundo lleno de traiciones y muertes, se sienta en las escaleras y exclama: “¡Dios mío, haz que todo permanezca así para siempre!”.
Recordé noches que pasé con Manuela . También me quedaba absorto mirando como dormía, abandonada, inocente , confiada y feliz. También recé.
Lo maravilloso nos enseña a ver lo más cercano con los ojos de la gratitud y el asombro, los ojos del que ve la belleza del mundo y quiere cuidarla.
Aunque, ¡ ay!, las oraciones no siempre son atendidas.
De todos aquellos corazones que conocí hasta entonces, el suyo fue el único que me transmitía la vida. Me salvó de un naufragio .
Y aunque nos despedimos con amor y perdón, me quedé con ganas de haberle dicho que me hubiese gustado quererla con la fuerza de todos los que más le amaron ayer, hoy, siempre .
Manuela, el 17 harán siete años que falleció de ELA...y contando.
Estos días te das cuenta que da igual si el vaso está medio lleno o medio vacío cuando has perdido el vaso...
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