domingo, 10 de julio de 2022

ELA + EPI: EH AQUÍ EL RESULTADO.

El título de la entrada , con falta de ortografía incluida, es el comentario del odiador que escribió hoy. Es bueno, así lo creo, tener alguien que te recuerde lo que no quieres oír. No porque tenga razón, eso no importa, sino porque así no dejas que se meta el " viejo" en tu vida.


Yo me entiendo, y ya lo explicaré otra entrada.


Me acaba de picar un mosquito, ¡qué le vamos a hacer!: gracias a mi ha repostado un poco de mi sangre y podrá seguir viviendo y volando. y yo sólo tengo una pequeñísima hinchazón que pronto olvidaré.  ¡Buen viaje, odiador! 


Estos días han sido muy intensos . 


Al principio, llevado de la sorpresa del  diagnóstico , me centré de modo instintivo en mi propio dolor y llevado por los caballos desbocados de la imaginación , veía  las distintas formas que tomaban en mi interior   el miedo,  la perplejidad, la muerte. Y la visión de un después que me aterraba.


En esa yogurtera de obsesiones también entraba María José. Sobre todo ella. Hace muy pocos años que la conozco y ahora esto.  Soy un fraude. 


Al mismo tiempo comprendía la fragilidad de la fe en Dios que tengo.


Lewis escribió  «es muy fácil decir que confías en la solidez de una cuerda cuando la estás usando simplemente para atar una caja. Pero imagínate que te ves obligado a agarrarte a esa cuerda suspendido sobre un precipicio. Lo primero que descubrirás es que confiabas demasiado en ella». 


Así me veía yo, empeñado en seguir pensando que hay alguna estrategia capaz de lograr que el dolor no duela.


Dios, bien lo sé, sabe que mi fe es un castillo de naipes.  Y la única manera de que me entere es dando un manotazo a todo aquello y desbaratarlo.


En dolor es un camino. Y un camino personal.  Mientras andamos hay una mirada silenciosa de ese Dios que Jesús dijo que era Padre. Como si Dios moviese la cabeza no a manera de rechazo sino como diciendo: “Cállate, hijo, que no entiendes”. 


Es hora de silencio.











1 comentario:

  1. Aquí el único que chupa (tetas de madres) eres tú, viejo follaca moribundo.

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