Fue en Guatemala, en Tamahú. Me había quedado solo. Xabier, el dueño que me lio en esa aventura tuvo que irse a México. Ya no volvimos a vernos. Y allí me quedé , bastante colgado, solo.
La casa era sencilla , pero tenía un balcón muy grande que daba al valle, a Tamahú. Era un lugar maravilloso. En época de lluvias jarrea de lo lindo durante unas pocas horas. Luego escampa y todo es selva, pajarería, y luz.
En Tamahú descubrí varias cosas que ya debía de haber aprendido en mis años en la obra. Pero las cosas suceden cuando suceden.
Una fue cuando Xabier me comentó que él no rezaba como lo hacía la mayoría de la gente. "No pido nada. Hago lo que dijo Jesús: No seas iguales a ellos, pues el Padre sabe de qué tienen necesidad aun antes que le pidan nada".
Y ya está. "Él sabe lo que necesitas".
Pensarás "¡pues vaya descubrimiento!". Y sí, allí está todo. Eso es fe, lo demás sobra.
Otro hallazgo - ¡ maravilloso!- fue en una ocasión en la que me encontré pensando en ese Dios en el que "nos movemos, existimos, y somos". Y sentí que vivimos imbuidos en la Gracia, como un pez anda sumergido en el agua. Somos como esos pececillos que se encuentran con un viejo besugo y les dice " ¿ qué tal, chicos?...¿está fría el agua?".
Siguen su rumbo los pececillos , y uno le pregunta al otro " oye, ¿qué es agua?".
De repente, descubro mi condición acuática en el Océano de Dios, que lo abarca todo, todo lo empapa.
Y entré en un estado parecido a la borrachera nostálgica, que no me resulta fácil describir. Me vinieron memorias de mi familia, de gente que quiero, de amorres que ya no estaban . Por primera vez comprendí la intuición de la verdad dispersa en las canciones de tantos poetas, en novelas, en el cine o proclamada en la brillante sabiduría de los pensadores y de los filósofos: el amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el hombre.
Entonces caí en la cuenta del mayor secreto que la poesía, el pensamiento y las creencias humanas intentan comunicarnos: la salvación del hombre solo es posible en el amor y a través del amor. cómo un hombre sin nada , puede saborear la felicidad —aunque sólo sea un suspiro de felicidad— si contempla el rostro de su ser querido.
¿Cómo va el cáncer de próstata, Susto?
ResponderEliminarNos tienes preocupados.