Hay personas que canalizan toda su rabia o frustración hacia el otro. Echar al otro la culpa de la infelicidad de uno es más fácil que asumir la propia responsabilidad.
La mayoría de nosotros queremos a un pequeño y benévolo dictador, para poder pasarle la pelota y decir: “Tú me has obligado a hacer esto. No es culpa mía”. Pero no podemos pasarnos la vida bajo un paraguas ajeno y luego quejarnos porque nos estamos mojando.
Una buena definición de víctima es alguien que pone el foco fuera de sí, que busca en el exterior a otra persona a quien culpar de sus circunstancias actuales o que determine sus objetivos, su destino o su valía. Resulta demasiado fácil construir una prisión con nuestro dolor y nuestro pasado.
¡Cuant@s he conocido echar la culpa del fracaso de sus grandes ideales afectivos, espirituales, profesionales, a una persona, a una institución , a una empresa! . Yo mismo he pasado por eso.
Aquí , desde hace años, destila su odio a diario ( no siempre lo publico) un ser que apesta a victimismo . ¡Vaya pérdida de tiempo!
No puedes cambiar lo sucedido, no puedes cambiar lo que hiciste o lo que te hicieron. Pero puedes decidir cómo vivir ahora.
Queridísimo lector, puedes decidir ser libre.
Menudo sinvergüenza estás hecho
ResponderEliminarAquí el único que apesta a muerto eres tú.
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