sábado, 23 de julio de 2022

ESE DÍA ESTAREMOS TODOS.

Hubo  un tiempo en que convivíamos en las cuevas. En aquellos  años  todo era de  todos. Salías a dar un paseo  y  te cruzabas con primates de inmensas encías  blancas y miradas humanoides, que  reían enloquecidos a nuestro paso.   Monos diminutos saltaban de árbol en árbol haciendo cabriolas ayudados del rabo.


Entonces  no existía  el imperativo  categórico , ése  que rige  el comportamiento humano en todas sus manifestaciones. Vivíamos  en  el sopor , en la  somnolencia solar. La  nuca  del hombre  estaba  sin herrar

Los  bosques ,   de  sombras  espesas  y oscuras, eran    de  uso  común, lo mismo  que  los  plátanos, y las  fresas. Los pantanos   se vestían de nieblas densas en inmensos  lagos  donde croaban  ranas del tamaño de conejos, y chapoteaban serpientes  gigantescas, patos que  parecían caballos alados

El hombre no tenía más que alargar el brazo y de pronto su mano  se llenaba con el volumen de una manzana.

Y  un día  cualquiera, sin saber  cómo, espichaba , palmaba , la  cascaba  ,  pero entonces fallecer  se realizaba como si tal cosa  y nadie pedía explicaciones.

El ocio y la muerte eran hechos puros, naturales, sin preguntas.

Hoy  la   humanidad   está  perpleja , están surgiendo nuevas profesiones.  Las  próximas generaciones  verán  avances  que  hoy  ni soñamos. Es  una revolución genética, robótica , e informática , de dimensiones colosales.   

El otro  día  un colegui me  llevó  en  un coche   en automático. Las nuevas máquinas  ya salen de fábrica con el sentimiento incorporado y  van a suplantar el trabajo del hombre.

Dentro de poco la existencia del mono superior con  cara  de  gilipollas, que  mata  por  las banderas, y  hace  cosas  muy  raras, estará dividida en tres partes, 

En  nada ,  un grupo de  currantes  ingenieros utilizará los primeros 25 años de su vida preparándose para estar a la altura de los robots. Más  tarde  pasará un par de décadas manipulándolos , y a los 45 años cederá los mandos a la siguiente generación informática, 

Mientras, el resto de los mortales, desde el subsidio del paro, que la bondad universal transformará en ocio, contemplará este relevo con un Jack's Daniels  en la mano, o con cualquier  otro  bebedizo. 

La gran conquista llegará cuando a las máquinas alguien  consiga  programarlas con  el sentido del deber , y se deje sólo para los hombres la evidencia de que morir rodeado de una pereza absoluta no tiene ninguna importancia.

Ese día  estaremos  perdidos.

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6 comentarios:

  1. Mi hijo me pregunta si algún día nos confesarán los robots. Yo le digo que en algunos ambientes ya hace tiempo que quienes confiesan parecen robots. En todo caso, si un día lo tuvieran que hacer las máquinas, malas máquina serían. Las inteligentes ya nos leerán la conciencia si necesidad de contarles nuestras miserias.

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  2. Lo de los algoritmos da muy mal rollo, sí.

    Y es verdad que a veces parece que nos confiesa un robot.. Incluso he llegado a pensar si el que imparte la comunión no será uno de ellos. Uno mismo , si le dieran un conguito en lugar de la Hostia, contestaría "Amén", tan despistado está.

    Hace unos días también pensé si el "hater", el odiador que cada día escribe su caquita y nos hace grandes, no será un algoritmo anónimo de un tío de sant Cugat, que sabe mucho de eso.

    Sería una pena descubrir que todo es mentira, después de tantos años.

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    1. San Cucufate.

      JAJAJJJAJJAJJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJJAJAJJAJJAJAJJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJAJAJAJJJJJJAJAJAJAJAJAJ

      Sí, y desde tamahú también.

      Ni te acercas, folla-madres.

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  3. Este chico tiene un problema. Suso, no nos hagas leer estas mamarrachadas. Tiene mucho mérito aguantar a un pobre chaval como ese, pero ser amable no implica tragar con todo.
    Si necesitas soporte técnico para localizarle e identificarle, me lo dices, es a lo que me dedico.

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  4. Dime en privado quién eres y hablamos

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