Hubo un tiempo en que convivíamos en las cuevas. En aquellos años todo era de todos. Salías a dar un paseo y te cruzabas con primates de inmensas encías blancas y miradas humanoides, que reían enloquecidos a nuestro paso. Monos diminutos saltaban de árbol en árbol haciendo cabriolas ayudados del rabo.
Entonces no existía el imperativo categórico , ése que rige el comportamiento humano en todas sus manifestaciones. Vivíamos en el sopor , en la somnolencia solar. La nuca del hombre estaba sin herrar
Los bosques , de sombras espesas y oscuras, eran de uso común, lo mismo que los plátanos, y las fresas. Los pantanos se vestían de nieblas densas en inmensos lagos donde croaban ranas del tamaño de conejos, y chapoteaban serpientes gigantescas, patos que parecían caballos alados
El hombre no tenía más que alargar el brazo y de pronto su mano se llenaba con el volumen de una manzana.
Y un día cualquiera, sin saber cómo, espichaba , palmaba , la cascaba , pero entonces fallecer se realizaba como si tal cosa y nadie pedía explicaciones.
El ocio y la muerte eran hechos puros, naturales, sin preguntas.
Hoy la humanidad está perpleja , están surgiendo nuevas profesiones. Las próximas generaciones verán avances que hoy ni soñamos. Es una revolución genética, robótica , e informática , de dimensiones colosales.
El otro día un colegui me llevó en un coche en automático. Las nuevas máquinas ya salen de fábrica con el sentimiento incorporado y van a suplantar el trabajo del hombre.
Dentro de poco la existencia del mono superior con cara de gilipollas, que mata por las banderas, y hace cosas muy raras, estará dividida en tres partes,
En nada , un grupo de currantes ingenieros utilizará los primeros 25 años de su vida preparándose para estar a la altura de los robots. Más tarde pasará un par de décadas manipulándolos , y a los 45 años cederá los mandos a la siguiente generación informática,
Mientras, el resto de los mortales, desde el subsidio del paro, que la bondad universal transformará en ocio, contemplará este relevo con un Jack's Daniels en la mano, o con cualquier otro bebedizo.
La gran conquista llegará cuando a las máquinas alguien consiga programarlas con el sentido del deber , y se deje sólo para los hombres la evidencia de que morir rodeado de una pereza absoluta no tiene ninguna importancia.
Ese día estaremos perdidos.
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Mi hijo me pregunta si algún día nos confesarán los robots. Yo le digo que en algunos ambientes ya hace tiempo que quienes confiesan parecen robots. En todo caso, si un día lo tuvieran que hacer las máquinas, malas máquina serían. Las inteligentes ya nos leerán la conciencia si necesidad de contarles nuestras miserias.
ResponderEliminarLo de los algoritmos da muy mal rollo, sí.
ResponderEliminarY es verdad que a veces parece que nos confiesa un robot.. Incluso he llegado a pensar si el que imparte la comunión no será uno de ellos. Uno mismo , si le dieran un conguito en lugar de la Hostia, contestaría "Amén", tan despistado está.
Hace unos días también pensé si el "hater", el odiador que cada día escribe su caquita y nos hace grandes, no será un algoritmo anónimo de un tío de sant Cugat, que sabe mucho de eso.
Sería una pena descubrir que todo es mentira, después de tantos años.
San Cucufate.
EliminarJAJAJJJAJJAJJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJJAJAJJAJJAJAJJAJJAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJAJAJAJJJJJJAJAJAJAJAJAJ
Sí, y desde tamahú también.
Ni te acercas, folla-madres.
Este chico tiene un problema. Suso, no nos hagas leer estas mamarrachadas. Tiene mucho mérito aguantar a un pobre chaval como ese, pero ser amable no implica tragar con todo.
ResponderEliminarSi necesitas soporte técnico para localizarle e identificarle, me lo dices, es a lo que me dedico.
Dime en privado quién eres y hablamos
ResponderEliminarOK!
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