Este Papa , la verdad, no tiene mis simpatías, pero qué se le va a hacer, es el que nos ha tocado.
El Papa Francisco, con esa finezza con la que dicen las cosas en el Vaticano que te obliga leer entre líneas a ver qué coño quiere decir, asegura que, por parte de la Santa Sede y de las comunidades católicas locales, hay «un deseo concreto de promover las culturas indígenas, con caminos espirituales especiales», en el respeto de las tradiciones culturales, costumbres, lenguas y procesos educativos propios y en el «espíritu de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas».
Entendiendo demasiado bien lo que trata de decirnos, todo este indigenismo, tan condenado en otros tiempos por los antecesores del Papa Francisco, dando a entender que el evangelio, y su predicación, es una forma de intromisión en otras culturas.
En este viaje papal a Canadá no han faltado las continuas referencias a la agenda 2030 que se ha convertido en el centro de la predicación del Papa Francisco: los «grandes desafíos de hoy», la paz, el cambio climático, los efectos de la pandemia y la migración internacional, que «son globales, afectan a todos».
Esto no es intromisión cultural. Masónico, se mire por donde se mire.
Crítica a los mismos que parece querer contentar y obedecer: «no a las conveniencias inmediatas, a los plazos electorales, al apoyo de los lobbies». Y siempre acompañado de agotador y vomitivo buenismo de «potenciar los deseos de fraternidad, justicia y paz» de los jóvenes.
Insisto, masónico mensaje , pata negra.
Puede que no seas totalmente culpable si comes comida envenenada, pero el veneno tendrá su efecto.
La Iglesia Católica tiene el mandato fundacional: «Id por todo el mundo, predicad el Evangelio a toda criatura» . Gracias a este mandato, la Iglesia también ha civilizado a los pueblos de las dos Américas, inmersos en el paganismo y la barbarie. Los hechiceros convencieron a los indios de que la presencia de los padres provocaba sequías, epidemias y toda otra desgracia. Reconocían que estaban ante hombres excepcionales y por eso arrancaban sus corazones, bebiendo la sangre, para asimilar su fuerza y coraje. En este viaje no tenemos ni palabra de todo esto cayendo en los tópicos de ‘indio bueno’ , ‘hombre blanco malo’.
Y lo que a uno le ha dejado acojonado, pero así, a co jo na do, es la aceptación infundada, y plenamente aceptada por el Papa Francisco, de acusar a la Iglesia Católica de haber participado en un plan de exterminio cultural de los pueblos originarios, cuyos jóvenes eran secuestrados de sus familias, adoctrinados y en ocasiones sometidos a abusos, para ser «asimilados» por los dominantes.
Los investigadores, a pesar de los 71 millones de dólares recibidos, trabajaron siete años, sin encontrar hueso que roer.
La acusación de «genocidio cultural» ha pasado a la de «genocidio físico» con la hipótesis de fosas comunes, incluso sin haber realizado una sola excavación, y afirman que «cientos de niños» fueron «asesinados» y «enterrados en secreto» en «fosas comunes» o en lugares irregulares, en los terrenos de las «escuelas católicas» en todo «Canadá» y todo esto sin exhumar un solo cadáver.
El historiador Jacques Rouillard, de la Universidad de Montreal, niega categóricamente el genocidio cultural y físico de los indígenas canadienses, negando la existencia de fosas comunes en las escuelas residenciales. Está convencido de que, detrás de todo, solo hay un intento de compensación millonaria.
Detrás de los colegios solo hay cementerios sencillos, donde fueron enterrados los estudiantes de la escuela, pero también miembros de la comunidad local y los mismos misioneros. “Es increíble que una investigación preliminar sobre una supuesta fosa común en un huerto pudiera haber llevado a tal espiral de afirmaciones avaladas por el gobierno canadiense y retomadas por los medios de comunicación de todo el mundo».
En fin, rezo para que este hombre Dios se lo lleve con Él, por los siglos de los siglos.
Adelante la Fe!
ResponderEliminarhttps://www.infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/2110210836-summus-clericalismus
ResponderEliminarPues a mi, este Papa me cae de puta madre, muy cercano al mensaje evangélico. La Iglesia también ha cometido sus errores a lo largo de la historia, muy grandes por cierto, para qué negarlo. No seré yo quién enmiende la plana al Espíritu Santo.
ResponderEliminarA veces tiene una mirada torva. No me imagino a Jesucristo con esa mirada.
ResponderEliminarYo tampoco me imagino a Jesús con esa mirada mía ...
ResponderEliminarLos papas del renacimiento que salían a hacer la guerra con sus huestes... Igual que este sale a "hacer la paz"... también tenían la mirada "que te cagas"... y así ha ido perviviendo la Iglesia a lo largo de los siglos... con todo tipo de personajes...
ResponderEliminarSí, parece que debería volver a empezar la Institución
ResponderEliminarPara terminar igual. ¡Bendito Sapiens!
ResponderEliminarProbablemente
ResponderEliminarTanto años de esfuerzos y visiones de San José María Escrivá de Balaguer y Albás, del Beato Álvaro del Portillo y Díez de Sollano, tantos sacrificos, recursos, intenciones, oraciones, y tantos de todo, para que aparezca el papa broma, y lo mande todo a tomar por culo en un minuto, de motu proprio.
ResponderEliminarA todos los fundadores les pasa lo idem de idem. Creyéndose ser únicos y con misión divina revelada por el mismísimo Dios, para terminar con que su representante legítimo en la tierra ponga a cada cual en su lugar.
ResponderEliminarPor cierto, ¿qué fue exactamente lo que vió el santo?
Muchss cosas... Muchísimas
ResponderEliminarPues eso, visionarios que se creen únicos, irrepetibles y perpetuos. Y luego hay lo que hay, lo que va quedando. Siempre la soberbia, siempre.
ResponderEliminarCreo que se refiere a qué vió este santo que no vieran los demás, los muchos otros santos y/o fundadores.
ResponderEliminarLo pillé, pero es que vio tantas, pero tantas cosas... Tantísimas!!!
ResponderEliminarBurritos sarnosos, Vírgenes que le entregaban al Niño, prelaturas personales ...
ResponderEliminarEn fin, muchas.
He visto cosas.... Pero al final... Como lágrimas en la lluvia...
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