viernes, 12 de agosto de 2022

ESA PLAYA QUE NUNCA MÁS PISARÁS.

Mi primera experiencia sexual, o lo que sea que recuerde sobre el tema, fue en Torrero. 


Torrero es un barrio de Zaragoza, cerca del cementerio y de la cárcel. Allí hay una pequeña barriada, al lado de las Graveras de los gitanos, que llaman Lasierra Purroy. Por esos mundos me moví en mi infancia. Entonces tendría seis o siete años.


Jugaba con los gitanos en una frontera difusa, un descampado  que llaman Las Graveras, donde nos juntábamos payos y gitanos a jugar, gamberrear, y zascandilear. En las Graveras había un "esbalizaculos", un tobogán natural desde donde nos lanzábamos culera abajo. 

Infancia feliz y desenfadada. 

A veces íbamos al poblado gitano . Allí un hombre  ya mayor  y con sombrero, nos ponía en fila, bajaba  la cremallera del pantalón del primer  crío , le sacaba la colita , le daba  una sacudida,  introducía de  nuevo el varonil miembro , y el siguiente. 

Nos hacía gracia el tema.

También disfrutaba yendo a comprar a un colmado que había debajo de casa. La dependienta se llamaba Pilarín. A esa mujer la asocio a  unas tetas hipermásticas que mostraba  de una manera extraordinariamente impudorosa  al rebanar  con el  cazo  el vinagre de  los pepinillos. Para mi ese esa flanera de carne, blancura y venas,  era un espectáculo. De ella guardo un buen recuerdo, es lo menos que puedo hacer porque la ingratitud es un feo vicio, casi tan feo como la envidia. Y no señalo.

Al  llegar a  casa  no podía  decir  la  verdad sobre ninguna de estas historias , así que  comencé a  mentir  como  quien construye  una fortificación , para protegerme  de preguntas y miradas    de sospecha. 

De todas formas, siempre  he sido  muy malo simulando  y  me han pillado  desde  bien  pequeño hasta   hoy.

Una tarde me perdí. 

Al parecer iba siguiendo a una tía mía , hermana de mi madre, que pasaba unos días en casa. Íbamos de paseo, y siguiendo otra mujer que  se cruzó por allí perdí el camino. En realidad me equivoqué de culo que pasaba por allí.

Por la noche todos estaban muy preocupados en casa. Sobre todo mi tía Tere. 

Una vecina avisó  a mi madre que en Radio Zaragoza estaban dando noticia de un niño perdido que se encontraba en la emisora, que respondía al nombre de David. 

- ¿ David?- dijo mi madre....¡ es Susín!

Y es que, dice mi madre, parece me gustaba me llamasen David....¡ qué cosas!  

Cuando dejamos Torrero para mudarnos a Francisco Vitoria - ¡ vaya cambio!-   la vida dejó de ser sencilla para mi. Mi barco comenzó a zarpar y dejaba atrás un puerto que nunca más volvería a pisar: la infancia. A proa un mar abierto, infinito, misterioso, incierto. Un cielo azul. La calderas a tope, a punto de estallar, al rojo vivo. Muchas  preguntas sin contestar.

Y la popa  ves alejarse una playa que nunca más pisarás, sin nadie que te despida, sin nadie de quien despedirse, salvo uno mismo, un niño  con mi cara  diciendo " ¡adios, Susín, adiós!, ¡ya  nunca  volveremos  a vernos!"...y los recuerdos de esos años de inocencia, cuando uno era bueno y era muy feliz . Cuando  todo era codo, pestañas, cejas ...sin esa cosita que me iba a llevar por la calle de la amargura durante  muchos años.



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