Todo lo inútil en realidad es lo que nos hace diferentes.
Nos diferenciamos apenas un 2% del código del chimpancé, sin embargo, somos capaces de pasear por una playa solitaria y conmovernos. Yo he visto a gente llorar viendo un atardecer en el mar.
Mi padre me enseñó qué es eso de percibir la belleza.
Las montañas, en realidad, son el último lugar sin habitar del planeta, ajeno a la domesticación del ser humano. Y por eso nos atrae.
En un mundo de belleza te sientes vulnerable. Hay veces que perdemos la propia concepción de lo que somos porque tenemos herramientas, porque tenemos coches que nos transportan, teléfonos que nos comunican estés donde estés… Pero cuando estás al pie de una montaña, o paseando por un bosque, o andando una playa solitaria , eres lo que eres realmente. Eres un ser pequeño, vulnerable, y entonces, al menos a mí me sucede, te conmueves.
Y, e ocasiones, rezas.
Somos un animalito pequeñísimo que vive en una canica pequeñísima en un tiempo pequeñísimo. No s abemos nada: somos un microbio en el pie de un gigante .
Sólo se vive una vez. Y a uno le gusta hacer muchas cosas. Y hago esas cosas porque me apetecen. Y después de muerto no podré.
Así que a pasarlo muy bien y no rendirse.
In vino veritas!
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