domingo, 2 de octubre de 2022

NUESTROS PROPIOS CARCELEROS.

El sufrimiento es universal. El victimismo es opcional. 


Existe una diferencia entre victimización y victimismo. 


Todos  somos victimizados de algún modo en el transcurso de nuestras vidas. Todos, en algún momento, padeceremos algún tipo de desgracia, calamidad o abuso, provocados por circunstancias, personas o instituciones sobre las que tenemos poco o ningún control. Así es la vida. Y eso es la victimización. Viene del exterior. Son los matones del barrio, el jefe que se enfada, el marido que pega, el amante que engaña, la ley discriminatoria, el accidente que te envía al hospital, el ideal que entregaste tu vida y te defraudó para siempre.


En cambio, el victimismo procede del interior. Nadie puede convertirnos en víctima excepto nosotros mismos. Nos convertimos en víctimas, no por lo que nos sucede, sino porque decidimos aferrarnos a nuestra victimización. Hay gente que disfruta yendo de víctima. Desarrolla una mentalidad de víctima; una forma de pensar y de ser rígida, culpabilizadora, pesimista, atrapada en el pasado, implacable, castigadora y sin límites o fronteras saludables. 


Nos convertimos en nuestros propios carceleros cuando optamos por limitarnos mediante la mentalidad de la víctima.








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