Ayer en la Cruz Roja hablé por teléfono con una persona mayor, se llama Juventina. Tiene 86 años. Me habló de un hijo que se le murió a los 20 años en un accidente de trafico . No lo olvida. Le dije que ojalá un día nos veamos todos en el cielo.
- ¿ Qué cielo?...¿cómo sabe usted que existe el cielo?. Nadie ha venido en miles de años desde allí a decirnos que hay después. ¿ Cómo puede estar usted tan seguro?
La verdad es que no le falta razón, vistas las cosas así. Nadie ha venido desde allí a contarnos qué sucede. Y le contesté que mi fe es un Resucitado ,pero que ni eso tenía muy claro. También dudo.
Y ella me dijo: " todo pasa. Pasó mi hijo, mi marido, pasó la guerra. Fuimos a Venezuela. Regresamos...todo pasa"
Me dejó muy tocado esa conversación. Es verdad que todo pasa, y se nos olvida. Pasó Lasierra Purroy, los jesuitas y Montearagón. Pasó Monterols, y Herzegovino, y Viaró, y Terraferma. y Turó, y Peñalba. Y con ellos cientos de personas, y de paisajes. Y pasó Manuela, y Matilla. Y Alessa. Y Serunión. Y mi padre. Y Guatemala. Y Penwin.
Pasaron caras, y muchas historias, algunas cuentas pendientes y asuntos de los que mejor no hablar. Y yo pasaré.
El mundo es un naufragio. Flotamos entre tablones , que son parte de nuestra biografía. Nos agarramos a lo que podemos para no hundirnos con el resto de cosas prescindibles. Son cosas que van camino del fondo oscuro del océano de la desmemoria.
Regreso a casa escuchando música. Las canciones. Ellas resisten y son memoria de amores de juventud, de viajes familiares donde cantábamos repertorios de nuestros padres. En las canciones resiste una parte de mi que no quiere desaparecer. Que no quiere que el ruido de la calle me sepulte.
Escucho en Radio Gallega una canción de Andrés do Barro, o "Tren que me leiva...". No es nada, no es gran cosa, pero se me engancha muy dentro y la tarareo. Y me devuelve algo que es luz. O así me lo parece.
Todo pasa , pero creo que en la música está algo que permanece. Me moriré cantando. Y eso es lo que me gustaría haberle dicho a Juventina, que tiene que haber algo que continúe la belleza de alguna de las cosas que disfrutamos aquí: el amor, la música, el baile, el arte...incluso aquellos que no han disfrutado y viven en el dolor, en la enfermedad, en la maldad del mundo.
Pero no tuve valor para decírselo, porque yo también dudo, y tengo miedo, y siento frío, y sucumbo a la desesperación.
Escucho a Do Barro:
O tren que me leva pola beira do Miño
me leva e me leva polo meu camiño,
o tren vai andando pasiño a pasiño
e vaime levando cara o meu destiño,
alguén pode ser que me espere na estación,
a terra da felicidad.
La última estación...donde nos espera Alguien.
Otra de trenes... I treni di tozeur... de Battiato... Hipnotica
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