A veces pienso que somos las sobras de otras vidas.
¿ Qué pensará de mi aquella mujer que me besó una mañana en una tienda donde iba a comprar pan?,¿ o ese padre del colegio que me contó que su mujer se fue con el párroco de su iglesia y que desde entonces no cree en Dios, ni en los sacerdotes?, ¿ o Matilde M. la primera mujer que le dije que estaba enamorado y me mandó a la mierda?
¿ Estaré aún en su memoria ? O en la de mi profesora , Querubina, que le vi las bragas y recibí por mi osadía una bofetada planetaria.
Nos creemos protagonistas y personajes principales en la vida de muchas personas , pero la mayoría de las ocasiones somos como ese limón envuelto en papel de aluminio que se endurece en un rincón del frigorífico. O como ese yogurt de mango y plátano que caduca en la nevera . Somos la mandarina despachurrada y abandonada que en su día pintaba bien y ahora es un asco con hongos.
Nuestra existencia no es tan importante. Nuestros padres nos quieren, nuestros hermanos también, la pareja , los hijos, algunos amigos, pero para muchas personas somos algo que metieron con urgencia entre dos panes. Una pobre cena de supervivencia.
No somos irremplazables. Ya aprendí que a los afectos llegamos con hambre y con prisa. Yo y tú. Y si no, corremos el riesgo de llamar amor a cualquier cosa.
Pero, bueno, siempre alegra saber que apareces en el fondo de la nevera de alguna mujer con la que pasé un tiempo maravilloso, o en la memoria de algunos compañeros de trabajo que me contaban sus confidencias y nos sentimos amigos.
Qué bueno. Una mandarina pocha.
ResponderEliminarGenial!!
Algunos no tuvimos la suerte de parecer nunca la mandarina apetitosa....apenas amarilla y agria... pero en cualquier caso, ya con manchas, a punto de ir al cubo...