viernes, 7 de octubre de 2022

NO ES HACIA DÓNDE, ES CON QUIÉN.

La vida es una gimnasia llena de expectativas. Y es algo ferozmente humano adaptarse a lo que la existencia, tan caprichosa, nos va dejando, como miguitas de pan por el camino.


Es difícil ganar una medalla, pero que nadie nos quite el entusiasmo por conseguirla. Fui un chico hiperactivo, no paraba. De hecho mi padre me llevó a un psicólogo que le recomendó " ¡agótelo!". Y es lo que intentó hacer.


No he parado en la vida. No he hecho más que ir de aquí para allá. Inventar historias. Buscar paisajes.  Y el mejor paisaje, siempre, ha sido el rostro humano. No puedo  vivir con esa pegajosa sensación que da la quietud y el acomodo. Por eso,  ¡ y mira que lo he intentado!, me resulta imposible rezar, meditar, estarme quieto en silencio.


Al minuto de comenzar la oración , ese  " Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes..." y después, me sentaba, ponía los puños sobre los mofletes y....¡nada!, ¡ se me iba la olla!.


Leí una frase que decía algo así como que viajar es la única cosa del mundo que costándote dinero, te hace más rico. Puede ser, pero imaginar también es una buena forma de viajar, y no cuesta dinero. Y te puede hacer rico.


No diré su nombre porque creo que me lee, pero conocí uno que fue a Calcuta  con idea de conocerse mejor.  Al llegar, antes de hospedarse, bebió  de una botella de agua ( juraba que estaba precintada y era higiénica) . Estuvo con una diarrea infame, tremenda, de no salir , ya no de la habitación, del baño, durante una semana. ¡ Una semana yéndose en mierda!. Y salió tan debilitado que regresó sin haberse conocido. 


Yo también he viajado, no mucho, la verdad, y creo que he sido muy feliz en todos los sitios que viajé. Incluso en el Poblado de El Grado, en Huesca, que hay que ver eso , y hay que tener cojones para decir que allí has sido feliz. Pues lo he sido, sí señor.


Hace poco, unos meses, nos hospedamos en una fonda infame cerca del aeropuerto de Barcelona. Sucia, pequeña, sin ventanas, con un baño común en el pasillo, con ruidos de cañerías y paisanos que llegaban a altas horas,  sin ventilación,  termitas en el cabecero de la cama. 


Pero el estar allí , los dos juntitos, compensaba los sudores  hasta la media noche, y las tiritonas del amanecer. Con los años uno ha aprendido que no hay más lujo que sentirse amado. Y ahora, cuando hablo de viajar jamás pienso hacia dónde, sino con quién.






4 comentarios:

  1. El Poblado de El Grado, cuántos recuerdos, qué veranos.
    Don Remigio y su primera charla, lo de lavarse el “pito” sin sacarle brillo, ehhhh?

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  2. Remigio, menudo personaje. El Poblado, chunguísimo.

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  3. Lo único bueno del poblado es que aprendes que con poco, muy poco, se puede ser muy feliz. Menudo sitio! De lo más chungo que he visto en España!

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  4. Sí, pero curiosamente del Poblado a Castelldaura apenas sabías qué mierda de mérito habías hecho para ir de una cosa a otra.

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