FERRÁN BLASI.

Una de las personas más peculiares que he conocido fue un sacerdote que se llamaba Ferrán Blasi.  

Era una persona buena, ascética, candorosa , de una cabeza muy bien amueblada, una  cordura y un sentido común maravilloso. Era nacionalista, aunque de esos que no dan el coñazo. Un tío listo nunca da la vara.  Además, ese es  defecto que ahora ya no importa. 

Me recordaba mucho a Joan Valls, otro hombre bueno. Eran seres de luz que siempre acogían con una sonrisa, siempre atendían asintiendo y sin juzgar, y siempre salías de sus conversaciones  contento y con paz. Parecía que su lema era  " no se trata de  dar,  se trata de comprender".

Mn Blasi siempre llevaba con él una cartera llena de papeles, tan desordenados en apariencia como el flequillo que le caía a la frente . Iba de acá para allá  con ellos a todas partes.

Era un hombre leal, fiel y de palabra, y de exquisita amabilidad. De esos que nunca le oyó nadie  decir nada negativo de nadie, siempre tenia palabras para disculpar a los demás. En eso también me recordaba a Joan Valls.

A mi, como a muchos otros me impartió clase de arameo. Sí, amig@s, yo he estudiado arameo, y me examiné. Y aprobé. No mentiré: no tengo ni puta idea de arameo. Memoricé cuatro palabros, me presenté delante de don Ferrán, me señaló una:

- Ulo ellan Eloim  beesha.

Después, otra:

-  Beesha Eloim ellam Ulo.

Y ya está. Yo creo que no di ni una, pero este hombre no es que tuviese manga ancha, es que tenía un poncho. Nunca lo entendí. Y espero que si nos encontramos en el cielo me explique cómo se puede vivir tan feliz aprobando el curso de arameo   por la cara a cientos y cientos de urcos.

Y me imagino entrando en el cielo y decirle a Jesucristo:

- A mi mejor me hablas en arameo, que me aprobó ese de allá. 

Una tarde tuve una experiencia bien curiosa y extraordinaria con él. Estábamos en  Castelldaura, una casa de convivencia rollo Resort One Vice Palm Beach en Premiá. Habíamos ido de romería a una ermita cercana en Premiá de Dalt .  Estábamos andando por una carretera , rezando el rosario. Y, derrepenete, depronoto, pasa un cochazo  oficial. Y unos metros más adelante se para. Se abre la  puerta de atrás, y viene hacia nosotros  con los brazos extendidos y diciendo " ¡¡¡Ferrááánnn!", el mismísimo Jordi Pujol, el  presidente de la Gerenalitat . El Horinable. 

Y se dan un abrazo , y se cogen los mofletes , se dicen cositas en catalán. 

-  Quina goia, quin goig, quin dalló mes bó!- en  fin, esas cosas que se dicen los catalanes cuando se encuentran.

Don Ferrán le comentó al "Tics"  ( porque es que era un no parar  lo del Pujol) que acababa de llegar Jordi Cervós, un numerario que fue rector de la universidad de Berlín. Y quedaron en que irían los tres de romería .

Esto lo vi yo con estos ojos  que se comerán los gusanos.

En esa romería supe que don Ferrán era una especie de gurú espiritual de ciertos grupos nacionalistas. Algo así como un Xirinachs  , pero en bien. El otro salió mojón.

Y ya que le dedicado una entrada del Barullo , le pido que me eche una mano, como en aquel examen de arameo tan chungo.