martes, 26 de diciembre de 2023

UNA HISTORIA DE ESTA NAVIDAD.

Hace tres días me sucedió algo bien curioso. Un buen amigo - este sí es un amigo- me escribió un watsap  donde  enlazaba  una felicitación que le había enviado el padre  Ángel. En ella salía el popular sacerdote celebrando la misa en el momento en que decía " daos fraternalmente la paz". Esa era su felicitación navideña.


Mi amigo no decía más. 


Cualquiera que lea el Barullo puede intuir que a mi ese cura no está en la  lista de amigos que invitaría  a mi cumple. En fin, el caso es que le reenvié la felicitación a   otro sacerdote. Es un  hombre que lo tengo por bueno, ejemplar, humilde. Se se muriese hoy pediría que se abriera su proceso de  beatificación. Somos  amigos, le acompaño cuando tiene que ir al hospital,  comemos juntos una vez cada trimestre, y me confieso con él. 


Y el hombre me contestó: "teniendo la paz de Dios , nada nos falta...muchas gracias y feliz Navidad".


Me avergoncé. Uno, que lo había enviado con aviesas intenciones, y le dan una lección en forma de sopapo. ¡ Qué daño hace la ideología!


Y recordé una historia del pasado que tiene que ver, de modo tangencial, con él.


En Opuslibros escribió mucho años un tío muy interesante. Se llamaba Enrique Pérez Amez.  Una biografía peculiar, poliédrica , singular como pocas. Era sacerdote. Y , creo que a él esto no le gustaría, murió siendo sacerdote, porque el tío abandonó el sacerdocio , pero nunca fue suspendido “a divinis”,  ni él pidió la secularización, y  no por motivos éticos o morales sino por la sencilla razón de que nada que tuviera  algo que ver con la Iglesia Católica le importaba.


Él decía que  si para encontrar a Dios y a uno mismo tuvo que prescindir de ella y sobre todo del Opus, ahora no la necesitaba para nada ni la echaba de menos.


Aquellos años viajaba mucho por Galicia, Castilla y León, Cantabria, y un día fui a visitar a Enrique , vivía en una Residencia de Mayores de Mensajeros de la Paz en Astorga. Me encontré un hombre expansivo, de muy buena  cabeza, guasón , pícaro, con una mirada inteligente. Muy libre. Sin ataduras. 


Todo esto era de esperar. 


Enrique era cura, fue el primer sacerdote  agregado del opus dei  de León . Y fue un sacerdote con toda su intensidad. Porque era hombre de todo o nada . Tuvo cargos muy principales , le llevó el cardenal primado Marcelo a la catedral metropolitana de Toledo, del que fue su secretario personal. Entonces  estaba defraudado de todo eso. 


A pesar de su  frivolidad, sus salidas de tono, sus blasfemias, sus  historias , algunas escandalosas , sus guiños cachondos  , sus vitriólicas  socarronerías , gruesas como  perdigonadas  disparadas al buen tuntún.  Pues, a pesar de todo eso, de su lenguaje excesivo y su  ganas de levantarle la falda a la vida religiosa, allí dentro habitaba el corazón de un niño.


Enrique , lo sé, era un hombre bueno. Muchas veces hablando con él  - entre whiskis  en la cafetería de la Residencia- me parecía ver al payaso que le caen todas las bofetadas a mano abierta. Ese pobre bufón que , una vez que le han dado una buena mano de usties se gira al publico  chorreando  lágrimas y aplaudiendo a la vez. 


Pero si escarbabas , en la crisálida de su dolor destilaba algo que recordaba a ese otro que un día creyó  y amó. 


Lo conocí bien.


Un día en su habitación, ordenada y con muchos papeles de recuerdos, le pregunté quién le pagaba la Residencia , porque Enrique estaba tieso. 


- El padre  Ángel, pero ya me ha dado un toque de que hay que hacer algo.


Después la vida nos separó. Murió . No sé cuántas personas acudirían a su entierro.  Imagino que cuatro gatos , y ahora estará  Enrique al sol del cementerio , que es el sol de los hombre puros, porque es el que menos calienta y no hace sombra.  


Estoy seguro que Dios tiene un rinconcito para gente como Enrique. 




28 comentarios:

  1. Las personas somos complejas. Pero el bien que hacemos queda, jamás se borra. Independientemente de lo que pase después. Así es nuestra fe.
    Una oracioncilla. R.I.P.

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  2. Aquéllos a quienes les han matado al niño que fueron, o que bien ellos mismos lo han asesinado, son los verdaderos y más terribles tecnócratas carentes de emociones y de sentimientos. Hay muchos así, demasiados. Con los años tengo cada vez más claro que ese rinconcito del que hablas está reservado para quien no mata a su niño, o para quien revive al niño que le mataron. No es nada fácil, pero sí, sí se puede no matar o revivir al niño de cada uno. Es una necesidad y creo que un deber moral. Lo contrario es convertirse en un ser excelente, excelso, de matrícula de honor, de bolsillos llenísimos y vidas opulentas, posiblemente queriendo aparentar vidas sencillas. Pero en esos casos, ya no hay ningún ser humano en ellos, sino una estatua de piedra y poco más. Y esos pedruscos supongo que no cabrán en ningún rinconcito posible.

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    1. Suscribo todas y cada una de sus palabras. Me pongo de pie.

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    2. Suso, cuántas veces he reverenciado yo cosas tuyas...

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    3. No hagas de una persona un dios porque un día no me perdonarás que no lo sea.

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    4. Precisamente constatar que eres humano es lo que te hace grande, muy grande

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  3. Llevas unos días flojo, flojo.

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    1. A mi lo que me interesa no es si estoy flojo o duro, lo que de verdad me importa es que usted me lea a diario. Y sin faltar un día. Y en eso hay que reconocer que es ejemplar.

      ¿ Qué grado de parentesco tienen sus padres?

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  4. El cornúpeta embiste de nuevo, aunque flojo de remos.

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    1. Hay que estar muy colgado y muy mal para leer todos los días un blog que desprecias y, encima, comentar.
      Pero, en fin, bienvenido
      No olvide usted que publicaré lo que me dé la gana

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  5. Curas buenos, curas malos. Me preocupan mucho más los indiferentes, los que piensan y creen que ellos sí tienen la Verdad.
    Y los que no somos curas peores todavía, sobretodo los que se creen capaces de calificar, a unos y otros.

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    1. Suelen ser los mismos que deciden quienes son los papas buenos o los malos. La vida es un poliedro, pero se ve que unos se asoman por unas facetas más autorizadas que otros. Aunque no se sabe bien quién o qué les confiere esa pretendida autoridad.

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  6. Que opinar sea libre, oiga. Que contraopinar, también.

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  7. Ya te conocen todos los que entran: opinar esta bien cuando coincide con tus gustos. Cuando no, insultas. Pides respeto pero tú no respetas.

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    1. Calle usted, gilipollas. Mojón. Mierda seca.

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    2. Creo que El Barullo es como un rincón de la casa de Suso. Y cada uno decora su casa a su gusto. Y en el hogar no hay que andar con formalismos. Si no te gusta que te llamen mojón o mierda seca, nadie te obliga a quedarte. Quizás es que entraste a donde nadie te había llamado. Creo que la falta de respeto es entrar en casa ajena y querer imponer órdenes.

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    3. Si usted me viera ahora. Le pediría que se pusiera de rodillas y con mi espada en su hombro le nombraría Caballero de la Orden del Barullo.

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  8. Perdón, no tiene nada que ver con la entrada. Malos tiempos para el catolicismo... (¿alguna vez fueron buenos?). Si Biden es una de tantas imágenes actuales de catolicismo, eso significa que ser católico es.... nada, vacío. De cara a los profanos. Todavía nos queda Chesterton...😔 Y el Sagrario.

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  9. Te gusta el chile Suso?

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