El domingo, en Zaragoza, desperté temprano y como todos los domingos que estoy allí, fui al Pilar. Mientras andaba , zigzagueando por el barrio de san Pablo, el Gancho, me fue cruzando con muchos desechos humanos- me sorprendió la cantidad de parejas de vagabundos tirados en bancos , con su tetrabrick de vino y sus miradas abstraídas, sus rasgos macilentos, su tristeza, y su indecencia sucia y velazqueña.
Me llamó la atención la cantidad de ellos que vi. Mala señal. Una sociedad que muestra la mendicidad , la miseria y la pobreza en muchas esquinas , está enferma. Ya puede gritar el Cretino de la Moncloa que vamos como un tiro. Salga usted a la calle.
También me cruce con muchos borrachuz@s de vuelta a casa. Bastantes andando en el desvarío, en la frontera entre la idiotez, la locura, la torpeza y el estupor.
Al llegar al Mercado Central una prostituta que estaba en una esquina - minifalda exageradísima. escote imposible, vestido de lentejuelas brillantes y hortera , tacones - se puso a andar delante de mi. Se tambaleaba. Iba desorientadísima, errática, confundida y muy descarriada. Y, de repente, cayó al suelo, se desplomó , como fulminada. Intentaba reincorporarse del suelo, pero su aturdimiento era total. Parecía una tortuga boca arriba.
Era las ocho de la mañana. Fui corriendo hasta ella para ayudarla. La levanté. A penas balbuceó algunas palabras.
Me quedé horrorizado. Era una joven de unos veintipocos años con síndrome de Down. Todo en ella era de una obscenidad que conmovía, al menos a mi. Su piel blanquísima, esa mirada aturdida y delirante, los ojos achinados e idiotizados por el alcohol - apestaba. Ella mismo me llevó a una taberna cercana, tan sólo unos metros. Allí la dejé, encerrada en la crisálida de su miseria, de una historia que me dejó muy jodido, por lo que se intuía que había dentro, o detrás, o alrededor, en esa pobre chica.
Pronto encontré un coche de la policía nacional. Les hizo gesto de que pararan . No lo hicieron. Trataba de explicarles lo que había visto.
Ya en el Pilar recé por esa pobre niña enferma, bohemia, triste , dipsómana, y sola como un gato famélico hurgando en las papeleras. Y le hablé a la Señora de ella. Y le pregunté qué coño nos pasa que somos tan hijo de puta. ¿ Por qué somos así?
Me acordé allí, en el Pilar, de un sacerdote que conocí. Era el párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced. Una mañana estábamos charlando y entró una mujer joven. Embarazada.
- ¿ Otra veeeeez, Julia?
- Es que....
Le dio un dinero. Y al marcharse me dijo:
- Es el cuarto crío. Su marido y ella tienen SIDA. Y todos nacen infectados. Aunque no sé yo si éste crío será de su padre. ¿ Sabes? , yo esterilizaría a esta gente, o los castraba químicamente.
Eso recordé.
No puedo juzgar. No quiero. Pero espero que haya un cielo para esta gente atrincherada en los andurriales de la marginalidad, que ni siquiera saben rezar, que viven en los paisajes de la derrota y desesperación. Y que van directas al dolor como las polillas van derechas a la luz que las abrasa.
Míralas con con compasión con tus ojos de Madre buena, con ese corazón de lana, que acaricia y lo entiende todo.
Lloro, Suso, lloro. Vivo en Barcelona, en la Rambla del Raval. Soy profesional liberal y no me ganó bien la vida, sólo sobrevivo, como muchos hoy en día.
ResponderEliminarLloro, porque eso que tú relatas lo veo yo cada día. Y lo insensible de esta partida sociedad hace que al final, todos esos personajes acaben siendo invisibles y nadie los quiera, ni tampoco quiera hacer nada por ellos, lejos de hacer negocio diciendo que son tan buenos que están trabajando por sus intereses.
Sabes? Hace ahora 4 años, estuve cerca de tener un cargo institucional de la ciudad de Barcelona, que finalmente se le regaló a un individuo que, claro está, era cercano a Colau, alcaldesa en ese momento. Me dolió no ser escogido, porque habría sido un moscardón recordando a los poderes públicos que esa Barcelona desheredados y repudiada también existe.
Hoy, con una situación mucho peor que la de hace 4 años, vergüenza me da el silencio de quien es cómplice de todo esto y que no dice NADA.
LLORO,SUSO, LLORO, no puedo hacer más.
Un abrazo muy fuerte. Lo del Raval lo recuerdo con una mirada que encierra muchas cosas, todas buenas.
EliminarYa hay 42.000 personas sin hogar en España, un 7% más que el año pasado: "Hay gente que tenía su vida…” Cada año sube el número de personas que no tienen hogar. Viven y duermen en la calle. (Noticia del 24-10-2024)
ResponderEliminarhttps://www.antena3.com/noticias/sociedad/hay-42000-personas-hogar-espana-7-mas-que-ano-pasado-hay-gente-que-tenia-vida_202410246719dd922914190001dfb284.html
Estremecedor.
ResponderEliminarNo puedo decir más.
McC
Ya lo escribió Calderón:
ResponderEliminar"Sueña el rico en su riqueza,
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza,
sueña el que agravia y ofende
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende".
Gracias. Potente entrada.
Hay un libro muy bonito de Galdós que se titula Misericordia en el que describe con mucho cariño este mundo.
ResponderEliminarEl otro día me paró un desclasado por la calle y me ofreció un mechero. Le dije que no fumaba y me contestó, mientras lo encendía y me mostraba la llama, que en mi vida falta luz.
Debía ir con el careto rígido y muecas extravagantes, pensando en mis problemas.
Es el fracaso de la sociedad, ahora todos emocionados con la Inteligencia Artificial, que no existe porque es un programa programado por un inteligente, que es una persona. Pero como somos igual que los indios con los espejitos (¡¡¡nos han descubierto, nos han descubierto!!!): unos ignorantes que nos lo creemos todo.
Ese mismo día que cuento en la entrada, por la tarde noche, en Las Delicias, salimos a pasear y tomar algo. Un tipo, tendría sesenta años, nos ofreció colonias de marca. Dijimos que no. Pero el hombre fue bajando precios, y bajando precios...llegó a 8 euros- había comenzado por 25 .
EliminarMe acordé de la chica de la entrada. " Posiblemente haga lo mismo que este pobre hombre...llegar a la frontera de la carne descomulgada".
Le di ocho euros, pero no compré la colonia,.
En mi caso me regalaba el mechero.
EliminarVaya, que me debió ver bastante mal.
A ver, a finales de los ochenta fui a hacer una visita de pobres al Raval. Abro un paréntesis: si alguien desconoce el concepto de visita de pobres que le consule a Guiri (experto oficial en jerga y nomenclatura bética). Cierro el paréntesis. Como os decía, fuimos (éramos tres amigos de bachillerato de la Upper Diagonal) hasta la dirección que nos indicaron. Entramos en el edificio, subimos las escaleras, picamos a la puerta del domicilio y cuando ésta se abrió... aparecieron en el umbral un par de latinoamericanos con cara de muy mala leche e inmediatamente uno de ellos sacó una pistola. Huelga decir que salimos por patas. Nunca antes ninguno de los tres había visto a nadie empuñar una pistola. Y sí, es cierto que en situaciones así ves pasar tu vida como una película a cámara rápida (difícil de explicar).
ResponderEliminarBuenísimo, me los puedo imaginar. Quien eran los pobres a visitar….? A mi me pasó que fui a visitar a una señora muy tocada, mayor, que conocí en el bus. Fui con una compañera de la uni. Solo entrar en la casa te echaba para atrás del olor pestilente… luego la señora que me quería adoptar, que le gustaba mucho. Abur Ben-hur, no volví a dar la cara.
EliminarDe visitas de pobres hay muy buenas. En una , en el Raval, una anciana que vivía sola - una historia muy triste- se empeñó que fuera a una centro social del barrio un domingo a bailar con ella. Y fui. La recogí en su casa. Iba con sus pendientes, un vestido de presumir, su bolso, sus zapatos , muy bien arreglada.
EliminarY al llegar me presenta- con un par- como su novio. Yo tendría treinta años. Bailamos. Porque ella, al parecer, se había metido el moco de que me había conocido y que " algo había" .
A esta mujer le robaron unos tiparracos que habían ido a su casa a pintarla. Y lo que más le dolió era una medalla de oro de la Virgen del Carmen. Uno de los chavales que me acompañaban se llamaba Zendón . Su familia eran joyeros. Le pedí si podía pedir a su padre que le regalara oytra medalla. Y así lo hizo.
Claro, la señora , al ver que volvimos a visitarla dos veces, encima con la medalla, enloqueció.
Las de centro social alucinando.
Es estremecedor lo que cuentas, Suso, pero es la realidad. Me consuela pensar que gracias a la Comunión de los santos, cada oración, sacrificio, cada gesto de generosidad con tus cercanos y no tan cercanos, etc ... puede hacer que la Señora consuele a esa alma, a esa mujer, a ese niña... destrozada y crucificada, ya aquí abajo. Que gran cielo tendrán. Misterio. Sin duda, el purgatorio de muchos de nosotros consistirá, en parte al menos, en limpiar y besar las heridas de estos hermanos o hermanas nuestros. Eso e hincar el hombro en la práctica, al menos un poquito. Por cierto, San JPII llamó atención al presidente del Betis en ese tema, un campo donde el club dejaba bastante que desear. Qué cada uno se examine. Gracias, Suso. Nos has vuelto a conmover. Imaginador profesional.
ResponderEliminarCorrijo: Arrimar el hombro, no hincar el hombro. Imaginador Profesional
ResponderEliminarEs cierto que el número de indigentes en la calle va en aumento y eso se hace visible cada día en las grandes ciudades. Parece ser que las casas de acogida promovidas por los sindicatos se han quedado sin recursos y han cerrado. Desde aqui mi reconocimiento a UGT y CCOO por su desinteresada labor.
ResponderEliminarLa ironía por escrito no siempre se pilla:)
EliminarZendon o Sendon?
ResponderEliminarPerdón...Sendón.
EliminarEn mi juventud, lamentablemente e a diferencia de mis padres y mis hermanos, nunca he tenido o desarrollado sensibilidad y atención para los que sufren, los indigentes, los enfermos y en general los que han tenido meno suerte que yo en esta vida. Cuando el que me trataba me llevó a hacer una visita a los pobres unos días antes de cumplir los catorce y medio, me extraño un poco cuando me explicó que no volveríamos a visitar a la persona que acabábamos de ver y que nos había pedido con insistencia que volviésemos cuando antes. Pero la explicación que me dio me pareció muy lógica. Me acuerdo muy bien el disgusto y la bronca de mi padre cuando, dos o tres años después, intenté explicarle con entusiasmo, la práctica de las visitas a los pobres en la obra. En estas visitas, el enfoque principal es encarar a posibles vocaciones con la pobreza y el sufrimiento para estimular su generosidad; no se trata de ayudar de forma duradera o estructural a quien lo necesite, promoviendo su bienestar. Por eso normalmente no se vuelve a visitar a la misma persona. Mi padre me dijo textual “con los pobres no se juega” y que hay que ir con mucho cuidado con las obras de misericordia. Sus palabras tuvieron poco éxito: en mi veinte años de carrera futbolista, la pobreza como la viven los numerarios en el Betis y la atención a los aristócratas del amor - actuales y potenciales- me pareció más que suficiente. Fue mi mujer, que como ya he escrito non es católica, que, poco a poco, me ayudó a abrir los ojos y descubrir el sufrimiento y la indigencia, y a empezar a actuar. Se lo agradezco mucho. Muchísimas gracias a Suso también para esta entrada.
ResponderEliminar" Con los pobres no se juega", una buena sentencia. Su padre debía de ser un señor .
EliminarPatrocinar al pobre ha sido, de siempre, una de las mejores formas de enriquecerse. Da para muchas entradas.
Gracias , Guiri, por tu comentario.
Pues al nuevo ritmo que están marcando para el mundo los más poderosos, esos tristes panoramas solo pueden ir en aumento. No es mundo el nuestro para los más pobres. O todo ricos (cosa imposible) o todos muertos, que es más que posible. Digo.
ResponderEliminarEn el aniversario del 11M:
ResponderEliminarhttps://alfayomega.es/el-11m-se-salvo-de-las-bombas-gracias-a-la-mano-de-dios/
Antes de conocer a mi mujer prestaba más bien poca atención a los que en la vida les ha ido mal o no han tenido la suerte de nacer en la familia que me tocó a mi, más bien lo contrario. Fue mi mujer, completamente ajena al Betis la que sin saberlo me hablaba de la comunión de los Santos a través de prestar atención y/o hacer el bien a estas gentes muy necesitadas. Desde entonces y a base de repeticiones (soy duro de mollera) te das cuenta del poder de unos minutos de atención o de una simple sonrisa, que tanta falta hace en este mundo.
ResponderEliminarY gracias por la entrada una vez más Suso.
Ex bético, ahora sevillista
Un abrazote. Me voy a dormir. Buenas noches a tod@s.
EliminarUn 10 a los comentarios de hoy. No sé si habrá habido filtro o no… pero qué descanso!
ResponderEliminarHoy no hubo. Salió así. Tal cual.
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