jueves, 31 de julio de 2014

COSAS DE HOMBRES (FIN)

Seguimos con las cosas de hombres.

La lógica era cosa de los hombres desde muy antiguo, Sócrates, Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino...se acortezó una forma masculina de ver a la mujer. Muy masculina, muy machista, muy de tíos más bien raretes (¿hay algún filósofo que no lo sea?).

Los sacerdotes, por ejemplo, y en general, que eran un vehículo muy principal de encauzar lo social, les costaba entender el mundo de la mujer porque la transmisión recibida era esa.

Fermín de Pas, el cura de la Regenta, es un modelo, si se quiere caricaturizado, de sacerdote inmaduro abonado  en sus neuras por su misma madre. 

Otro ejemplo sería el modo tan distinto de ascéticas  que los fundadores de distintas órdenes religiosas trataban a la mujer. A la mujer se le daba más caña.: pared de cal y canto, que luego llega el diablo y sopla.

Era muy difícil que alcanzara el corazón de la mujer porque su lógica estaba enmarañada por una serie de tabúes y de acortezamientos que les impedía llegar a ellas. O se les idealizaba hasta la cursilería más celofanosa, o se las veía como un peligro.

De todos los curas que he conocido, y he conocido unos cuantos, se pueden contar con los dedos de una oreja los que pudieran entender a una mujer.

Los cambios han sido extraordinarios, y hay gente que no se ha enterado aún. 

Antes, nuestras madres y abuelas maduraban temprano, más que el hombre. 

Las formas sociales de la vida de la mujer entraban en la historia casi en la niñez. En el hombre el aprendizaje ha sido largo, tenía que aprender a luchar, a trabajar el campo, a vivir en una sociedad machista...la mujer durante la historia – hasta el siglo XX- aprendió desde la infancia (vida doméstica, jugar con muñecas, coser, tocar el piano de un modo ñoño ...si tenía la suerte de nacer en una familia acomodada), en la pubertad la mujer ya estaba en la Historia. 

Los hombres se casaban con niñas. La maternidad era precoz, una maternidad peligrosa, la gente se moría con frecuencia en el parto...por ejemplo, la edad media de muertes de reinas en España es 35 años.¡Y eran reinas!

Vemos las fotos de antes -niñas abrumadas por sombreros y modos de vestir de señoras mayores, jóvenes vestidas de negro con caras envejecidas... Es dramático, con 30 años una mujer era otoñal.

Por culpa de esta “lógica de hombres” la mujer tenía una visión negativa de sí misma,presentía el tiempo como una amenaza.

Vivir era envejecer, ser derrotado.Vivir era resistir frente al tiempo.

Vivir, para muchas mujeres, era envejecer. Vivir era resistir frente al tiempo.

Hoy ellas han ganado al tiempo veinte, treinta, cuarenta  años más de juventud y una madurez positiva.

La mujer no se rinde ahora, tiene proyectos, vive en el presente, se resiste al invasor.

Ahora la mujer se plantea qué hace con esos años nuevos que ha conquistado.

La lógica del hombre es más inmediata. Basta comprobarla en la sexualidad. Es experiencia común que el hombre va a lo que va, y la mujer necesita otra manera de amar, que hoy la reivindica. La mujer tambien va a lo que va, pero el viaje tiene mas paisajes. Y lo hace saber.

El error, ¡y qué error!, es que la mujer tienda a asimilarse al hombre en lo profesional (¡un clásico la ejecutiva  agresiva con un par de cojones !).

Y hace dos cosas, o imita al hombre o lo rehuye.

En los dos casos se equivoca. En el primero, que se da muchísimo, renuncia a su condición. Entonces lo que sucede es que hay el doble de hombres: nada peor que una mujer de pelo en pecho.

Y no es eso.

2 comentarios:

  1. La mujer hace, en la mayoría de los casos, lo que puede. Pero sigue habiendo mucho machismo y mucha envidia. A igual o más trabajo, en muchos casos, gana menos, y eso es una barbaridad.
    Cuando estuvo de presidente el tonteras de Zetaparo, mi jefe vio una amenaza en mi, por eso de que las mujeres debían ocupar un 50 por ciento de los puestos, y no veas como me las hizo pasar...

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  2. La cosa no es tan simple, y vuelvo al tema del trabajo. Salvo unas pocas excepciones de mujeres extraordinarias, si una mujer quiere tener familia tiene que renunciar en gran medida a su vida profesional, o al menos con la misma dedicación que el hombre. Y esto, hoy por hoy, es un hecho.

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