Si
eres un cotilla, tus hijos aprenderán a meterse en la vida de los
demás.
Si
eres un criticón, tus hijos aprenderán a condenar.
Si
eres un broncas tus hijos aprenderán a pelear
Si
convives con el miedo, tus hijos aprenderán a ser cobardes.
Si
los niños conviven con la compasión, aprenden a compadecerse de sí
mismos.
Si
te importa el qué dirán, tus hijos aprenderán a ser tímidos.
Si
eres celoso , tus hijos aprenderán lo que es la envidia.
Si
los niños conviven con la vergüenza, aprenden a sentirse culpables.
Si
eres generoso, tus hijos aprenderán a darse.
Si
te ven rezando, tus hijos sabrán acudir a Dios sin idioteces y sin
escrúpulos. ( escribí “ver”, no “echar sermones”)
Sí
eres simpático y alegre, tus hijos aprenderán que este mundo es
amable, y que les pertenece.
Si
tienes una casa abierta a tus amigos, y a los amigos de tus hijos,
tus hijos aprenderán a convivir con la amistad,
¿Cómo
eres en tu casa?
Ostras, Mauri. Después de leer esto digo que "afortunadamente" no tengo hijos (es lo que es, después de más de 30 en...), porque sería estresante. Soy un poco de todo lo que has escrito. Viendo a mis sobris, a veces evolucionan por caminos insospechados, nada que ver con sus padres (un poco tontitos, a veces, aunque buena gente). Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarNo digas bobadas, Harry. Tú lo harías de maravilla.
EliminarBueno, el último director que tuve en la obra me dijo que soy tan insoportable que nunca encontraría una mujer que me quisiese (los directores de la obra suelen hacer afirmaciones de este tipo). Peor ya llevo más de un año con la Zamorana y estamos los dos contentísimos.
EliminarEn mi familia son todos del opus, con una moral doble (ya les va bien, que hay mucha empresa y contacto colgando del opus para ganar una miserable pasta. Para ellos tampoco tengo una gran importancia: llevo mi etiqueta colgando, es para siempre. Mi hermano hoy me ha dicho claramente lo que piensa de mí, que será para siempre.
Siempre nos quedará Miguel Hernández, el poeta más sincero de su generación al que dejaron en España cuando todos huían a seguirse dando la vidorra a costa del trabajador. Yo soy más radical, como el Evangelio, y no me van las dobles morales aunque me cueste dinero.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Tontitos los padres, no los sobris.
ResponderEliminarO puede que hagas todo mal y te salgan unos enanos increíbles. Muchos son tan listos que aprenden de sus padres justo lo que no hay que hacer. ¡Es algo muy misterioso!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarElemental mi querido Watson, digo Mauri.
ResponderEliminarNo me lo creo del todo o hay excepciones que confirman la regla. Conozco unos padres responsables, trabajadores, hospitalarios,humildes a pesar de sus logros buena gente, y... el hijo un gilipollas increíble, uno de esos "ninis"
ResponderEliminarTener un buen ejemplo, una referencia buena es importante. Una buena educación. Luego, cada cual hace lo que buenamente puede o quiere.
ResponderEliminarSeñoras y señores, ¡hasta mañana!.
ResponderEliminarRetoñarán aladas de savia sin otoño
ResponderEliminarreliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.