miércoles, 16 de octubre de 2013

UN RECUERDO DE LOS JESUÍTAS.


En el colegio del Salvador, jesuitas de Zaragoza, estudié desde los seis años hasta 6º de bachiller. Allí fui expulsado. A cambio de esa expulsión me aprobaron las 5 asignaturas que me quedaron pendientes en junio y fui matriculado en Montearagón en el primer COU de la historia.

La razón que me aprobaran fue, además de la alegría de no verme más el pelo, que mi madre era de Sangüesa, pueblo del padre Rector, que se apellidaba Vidaurreta.

Vidaurreta siempre que me veía saludaba con una sonrisita que, ahora que lo pienso, podía interpretarse de muchas maneras...”¿qué tal está su madre, Zabaldica?”.Entonces era un zagal, pero me lo pregunta ahora con ese tonito y le meto un guantazo que lo pongo de monaguillo en el Giesú.

Me supo mal el cambio. Tenía cariño a esas aulas, pasillos , y compañeros, y se iba al garete poder coincidir en COU con Matilde, una chica del Sagrado Corazón, que por primera vez se unían los dos colegios en un curso mixto.

Yo amaba a Matilde como un perro.

Recuerdo un profe de literatura que se llamaba padre Gálvez. El tío se emocionaba tanto hablando de Galdós que lloraba al contar la suerte de Marianela. Y nosotros abandonábamos los pupitres y nos acercábamos a él para consolarle.

Por supuesto, de cachondeo, pues ya éramos unos mozos. Pero nos hacía gracia darle unas palmaditas en la espalda , y algunos, como yo, de natural más espontáneo, unos pellizquitos en las mejillas.

Y el hombre decía entre pucheritos “gracias, gracias”.

Era un santo varón. Y nosotros unos cabroncetes de aúpa.

Un día, no sé por qué historia,se emocionó tanto, que nos arrancamos entusiasmados a la palestra, lo subimos a hombros, y lo paseamos por el pasillo , fuera del aula , al grito de “¡¡¡GÁLVEZ, GÁLVEZ, GÁLVEZ!!!.

Y el hombre, llorando de emoción, saludó al padre Irisarri, que andaba pasilleando rezando su rosario, y le decía “¡cómo me quieren , Irisarri!, ¡cómo me quieren!”.

Irisarri, vasco, enjuto, seco, alto como un ciprés, con unas manos callosas de pelotari (deporte que se jugaba mucho con los curas en ese colegio), viendo el cachondeo que nos llevábamos a cuenta del cura, se arremangó la manga de la sotana, y se lió a voleas, medias voleas, rasos cortos, ganchos, bote prontos, y usties en general, que tiramos al suelo a Gálvez, y salimos zingando a clase...

Lo de sacarlo en hombros al pasillo lo abandonamos como costumbre.

15 comentarios:

  1. Gracias por las risas, y recordar mi adolescencia (también tuve mi "Gálvez").

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  2. Muchas gracias, Suso, hoy me he podido reír con tu historia...

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  3. ¡¡¡ Qué bueno !!!! Estudiar en los jesuítas marca. A mi para bien.

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  4. Y por lo visto, estudiar en Montearagón maraca aún más.¡Dios mío! ¡Sólo estuviste un curso! Esa gente debía ser como la señora Fletcher en "El mensajero del miedo"

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  5. Bueno, CS, te envío un video de los cincuenta años de Viaró. La parte más representativa es la del tutor hablando con los chicos...
    http://www.youtube.com/watch?v=vUdzFRPZ2U4
    Galdós me gusta mucho: en Fortunata y Jacinta hay un capítulo titulado "Guillermina, virgen y fundadora" presentando a este personaje y que me recuerda a......

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    1. Hay que reconocer que el video es super chulo. Y ¡Hay que ver lo bonitos que se les han puesto los árboles! Si no fuera porque tienen escondidas a las niñas y porque a mí esa manera de reñir bajito a los niños me da más miedo que un par de gritos, hasta dan ganas de ir a preguntar cuánto vale la matrícula (Me imagino que en ese instante se me pasarían las ganas)
      ¡Gloriosa Guillermina!

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  6. ¡¡¡Como marca la infancia y la adolescencia!!! El resto casi se olvida. Bien, muy bien por Irisarri. Esos vascos imprimían carácter. Lastima por los efectos colaterales de la impresión.

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  7. Los videos de Viaró son todos iguales. Hasta que conoces los entresijos del tema, como se cuida mas a unos que a otros ("unos son mas iguales que otros"), como cuenta un apellido por ser un fulanito o un menganito aunque el niño fuera un trastajo y sobretodo dinero. En Viaró si los papas no tenían dinero, se les hacía el caso justito para poner la equis en la casilla cual norma del agua bendita.

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  8. (Lo que diré a continuación tiene una condición: hablaré de los grupos cerrados donde abundan, o sólo hay, varoncitos).

    Anónimo 6:55 nos dice que, como le ocurrió a Suso (y seguro que a otros muchos lectores), él también tuvo un gálvez; yo, igualmente, he tenido varios gálvez y varios irisarri en esta vida.

    Pues bien, hablando en general, no al milímetro, claro, estos ejemplares (los gálvez, irrisarri…) los encuentras en colegios, pero también en cárceles, cuarteles, buques, aldeas, bandas criminales y pandillas en general, e incluso, aunque a menor escala, en algunas familias numerosas: hay un misterioso y espontáneo reparto de papeles que tiende a un difícil equilibrio en esas especies de ecosistemas donde abundan, o sólo hay, pililas.

    Sí, siempre hay un supuesto líder, un seguro tonto del bote, un gracioso de verdad, un tipo coñazo que imita al anterior, un intrigante cizañero, un autoritario vehemente y expeditivo (Irisarri), un desequilibrado sentimental y demasiado humano (Gálvez) y algunas figuras más... El resto son figurantes, más o menos definidos, que engordan el grupo y que nunca crean situaciones nuevas.

    Pero la figura vital (y más interesante) no es ninguna de las anteriores, ¡para ésas siempre hay candidatos!

    La figura vital es aquella que logra conformar en ecosistema lo que sin ella sería un simple grupo sin más futuro como tal que aniquilarse: es el artífice.

    Esas figuras, voluntariamente son gregarias (pues bien podrían valerse sin el grupo); para mantener férreamente la norma practican, ocasional y oportunamente, la excepción; pueden ser coherentemente contradictorias sin menoscabo de su potestad (rara vez sabes de antemano su dictamen en casos peliagudos, que son, precisamente, su especialidad): son el referente.

    Podrían, ya digo, no pertenecer al grupo, pues no parecen necesitarlo, pero al permanecer lo perfeccionan convirtiéndolo en una suerte de mundito viable, de ecosistema posible.

    Hablo del profesor que lleva más años en ese cole que el clavo del almanaque y al que acuden todos cuando no hay solución… y acaba habiéndola; del sargento que al transmitir órdenes superiores malas hace la vista gorda sabedor de que las órdenes malas hacen malas las órdenes buenas; del veterano convicto al que acuden para llorarle al hombro los más atormentados y malotes y que, discreto, nunca soltará prenda (¡les humillaría tanto!) de lo que se dijo en aquellas llantinas; del pandillero que, sin que nadie sepa la razón, respeta al líder pese a que en un pispás podría desbancarlo…

    Son, en esos ecosistemas o munditos, los diplomáticos de natural; los íntegros que no se escandalizan del desbaratamiento ajeno; los que no es que se pongan en el lugar del otro (desplazándolo atropelladamente) sino que se ponen a su vera y le acompañan con inigualable atención y sin condescendencias afrentosas; los que aunque podrían ser sobradamente autosuficientes no ejercen como tales… Y, claro, todo eso ¡les confiere una fuerza que reconforta y una inexpugnable autoridad que acojona gustosamente a los demás! Y, así, gracias a ellas, a esas figuras, la rueda, rueda.

    Sí, podríamos decir que representan el lado femenino: el camuflado lado femenino infiltrado en esos brutitos ecosistemas testosterónicos.

    (Cuando digo el lado femenino me refiero al mejor lado femenino, claro está, ¡porque también tienen otro lado…! Pero bueno, de los ecosistemas femeninos cerrados ya nos escribió con tela de arte Suso ayer en «Si esto pasa en el árbol verde…»).

    Si es que… si es que es natural, ¡por algo hay mujeres y habemos varoncitos!

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    1. Estas hablando del verdadero poder. Del poder en la sombra!!!

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  9. De aquellos tiempos recuerdo las grandes ligas, los partidos de fútbol a muerte entre colegios, las tardes de gloria donde te jugabas tu futuro inmediato.
    Podías suspender, ser un golfo, romper los cristales del despacho del director o fumar en los aseos.
    Todo se te perdonaba si en las tardes de gloria te lanzabas al vacío eterno y rematabas el balón contra la red.
    Una oleadad de íntima satisfacción recorria las venas de cuantos mamíferos allí se reunían.
    Adrenalina en estaddo puo.
    La redención en docenas de vidas yermas, el alboroto de lanzarse sobre el héroe y pasearlo con orgullo por la tierra reconquistada.

    La necesidad de héroes es tan antigua como la costumbre de observar las estrellas.

    En ambos casos, buscando puntos firmes de referencia.
    A través de un Universo, sospechosamente silencioso.

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  10. Aquellos tiempos de aprendizaje, fútbol, risas y bocadillos de choped.
    El bocadillo de choped era útil para aliviar el dolor, si uno se daba un coco (un golpecillo en la cabeza) jugando al fútbol. No se si era supersticion, pero eso se creía en aquel entonces.

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    1. Por ahí se forjo algún que otro fundador, de gran taya moral.


      Zeustchel

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  11. En una noche de insomnio he encontrado algo razonable: yo soy si tu quieres ser. Contra los nacionalismos, de Lluís Llach,:
    http://www.youtube.com/watch?v=I_f8aV03jDw

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  12. Montearagón: qué fue de Alfaguara, Vicente Polo, Rafa Díaz, allá por 85, 86, años de buena música.

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