Hay algo del Papa Francisco que le va a
llevar por la calle de la Amargura: su afán por llegar a todos de un
modo decidido.
No es hombre de exclusiones. Los temas
ideológicos se la traen al pairo, por esa razón, los que hacen de
la religión su ideología ponen caras y gañotas a sus palabras.
Escandaliza este hombre cuando dice
“¿quién soy yo para juzgar a nadie?”. Porque muchos cristianos,
y no cristianos, tienen la convicción de que desde su fe (¡vaya
fe!) están en posesión de la verdad. Yo mismo, a nada que me
descuide, siento la mordedura de una ideología que me hace orgulloso
y de una soberbia ridícula. Y me tengo por cristiano.
En realidad no deberíamos pensar que
estamos en la verdad. Eso vamos a dejárselo a los que hacen política
de su ideología. Que se maten por eso. Parece mentira que no hayamos
aprendido , después de miles de años de historia con la misma
película repetida, como las gastamos cuando nos creemos en posesión
de “la verdad”.
Ayer estuve con una monja que un día
de estos va a morir devorada por un cáncer. Se llama María del Mar.
La primera vez que la vi le pregunté que de qué Mar era su
nombre...Mediterráneo, Caspio, Báltico...
Hoy sé que es oceánica esta mujer.
Se ha negado a cualquier tipo de
terapia invasiva. Nada de quimios que la dejen atontada. Y no sé qué
tiene pero, aunque está fisicamente derrotada, transmite una
vitalidad volcánica. “Tengo prisa por dejar todo arreglado”, me
dijo. “Todo” es un colegio del que es directora, y su pequeña
comunidad.
Esta mujer va a lo esencial de su fe:
“yo sólo quiero amar”, me dijo. “Todo lo demás en antiguo,
viejo, anticuado, ridículo”. Y tiene razón.
En esa reunión estaba mi jefe, un
hombre bueno que sólo cree en los garbanzos, en las cuentas de
resultado, en su pequeña familia, en que tiene que pagar la
hipoteca, y unas cuantas cosas más.
“¡ Si todas las monjas y curas
fueran con la madre María del Mar!”, me comentó a la salida.
“¡Si tú y yo fuésemos como la
madre María del Mar!”, le contesté.
¡Vaya mierda de fe tenemos!. Unas
verdades que nos endurecen y sacralizan falsamente nuestras
posiciones manipulando a Dios e identificándolo con nuestras propias
posturas. ¡Eso no es!...¡es el amor!
Nos hemos olvidado de ese Jesús que
—cuando sus discípulos pretendían que impidiera que otros
expulsaran demonios en nombre de Él, porque , celosos de ser los
poseedores de la verdad pensaban que sólo ellos podían decir lo que
estaba bien y lo que estaba mal — los corrigió diciéndoles: «No
se lo impidáis. Quien no está contra vosotros, está con vosotros».
Exactamente eso es lo nos está
advirtiendo este Papa: hay muchas personas buenas a nuestro
alrededor que desde muy lejos de nuestras posiciones ideológicas
están con nosotros.
Tenemos que atender sólo al amor.
No juzgueis y no sereis juzgados.
ResponderEliminarMe lo explica, por favor.
...
Pues es bien facilote, chico.
La justicia . Dos tipos, humana y divina.
Bien.
La humana es relativa. Hay paises donde le cortan las manos a los ladrones y paises donde los mandan a vivir a Suiza. Depende del pais, de la epoca y del morro que le eche el colega.
La divina es absoluta. Se basa en el amor. Si amas eres feliz. Si solo te importa lo esencial, ganas la eternidad en vida. Y la cuestion es que quien te juzga nunca te amenaza, sino que de salida te perdona, pues lo que desea es tu salvacion.
Solo depende del amor que le eche el colega.
Yo ya lo había notado hace tiempo: hay mucos que tienen el pasaporte del Reino de Dios pero parece que viven en el extranjero. Y hay muchos sin papeles que están sacando el Reino adelante. Y me da la impresión que a Jesús el asunto de los papeles le da exactamente igual.
ResponderEliminarDia triste hoy. Me acabo de enterar que ha fallecido Maria de Villota. Iba a pronunciar una conferencia: "Lo que de verdad importa"
ResponderEliminarTiene que ver con el cambio de esquemas que se produce en las personas que han pasado por situaciones difíciles. Comentan que es como una buena limpieza en el armario mental, tras la cual quedan unas pocas cosas, las imprescindibles para ser feliz.
Siempre me ha parecido que la religión debía estudiarse desnuda, como la poesía de Juan ramón, sin nada previsto sin ropajes, sin estereotipos.
ResponderEliminarCuando la desnudas del todo y como una cebolla le quitas todas las capas de llorosa humanidad, queda la divinidad y lo que queda es sólo una cosa: El Amor.
Y ya era hora de que hubiera un Papa capaz de decirlo en voz alta, aunque el anterior en su primera encíclica dijo lo mismo, sólo que lo leímos solo unos pocos
Creo que al Papa, en la Argentina, le llaman Papancho. Me parece un tío estupendo. Maravilloso.
ResponderEliminarHablando del Amor, me quedo con una entrada de este blog, de hace días; las palabras de la madre Teresa. ¡Preciosas!
He tratado de ponerlas en practica y, cuando lo consigo, nunca sin previa concentración, he conseguido unos resultados "milagrosos".
¡Gracias Mauricio!
El idiota de la perfección y del "ora et lábora" ha sido eliminado por petición de su madre.
ResponderEliminarAl parecer la buena señora al leer el comentario eliminado ya , exclamó "¡¡¡SERÁ HIJO DE PUUUUTA!!!.
Segundos después le llamó su hijo a casa.
- Dime Tomás.
- ¿Has leído el comentario que escribí en el Barullo?
- ????
- El del ora et labora
Señora, no se preocupe...su reacción es muy normal, nos pasa a todos.
Bien hecho, Su!!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
EliminarQué pena me dan las personas que creen que su salvación depende de sus propios méritos. Son las que piensan que el AMOR derramado sobre nosotros por nuestro Creador es insuficiente.
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