Ayer
dejé pendiente los apegos.
Los
entiendo, ¡son tan humanos!, ¡pero pueden ser tan mentirosos.!
Son
relaciones psicológicas que nos enlazan, o imantan, profundamente
con otra persona o con determinado tipo de experiencias o de objetos.
Los
he conocido en mi enfermizos, sobre todo en la adolescencia y
primera juventud. Nunca en la niñez, jamás en la familia. En eso
somos unos “despegados”.
Los
descubrí en mi al verlos en otros. Y esa comparación me hizo ver lo
ridículo de algunas relaciones que yo tenía.
Por
ejemplo, comprobar una especie de “enamoramientos” que hacían
que un sujeto se viese obligado a estudiar al lado de otro, de rezar
a la misma hora, de comer y cenar a su lado, de acompañarle a
comprar, de jugar su deporte, en fin...una cosa muy rara. El apego
era sentimental, obsesivo, muy fuerte.
En
la ascética se le llama “amistad particular”...pero se podría
llamar de otra manera, menos fina...era una frontera muy difusa, y
que más de uno cruzó. Y no digo más.
A
veces son difíciles de explicar estos apegos.
Conocí
de cerca dos casos de matrimonios mal avenidos, muy desdichados-
sobre todo ellas, que recibían unas broncas humillantes y
profundamente hirientes de sus esposos. Auténticos maltratadores.
Se podría esperar que la muerte de uno de ellos sería vivida por la
otra como una liberación, pero ocurría con frecuencia lo contrario:
el superviviente humillado se sentía acometido por una gran
tristeza y desconcierto.
Lo
que se rompió fue una relación de apego —que no tiene nada que
ver ni con el amor ni con la felicidad—, una dependencia para
vivir. Después de recibir durante años broncas, y tratarla a coces,
y de malos modos, ahora que la fiera no está, lo echa en falta.
¡Tendríais que ver cómo le lloraban años después del
fallecimiento!...
- ¡Ay,
mi Alfredico!- lloraba desconsolada X mirando una foto de Alfredico
y besándola con pasión (que en vida fue un maltratador y un putero
impenitente)...¡me dejaste cuando mejor íbamos a estar!,
¡Alfredicoooo!
Alfredico
cascó de un infarto a los 64 años, a un año de su jubilación,
dejando a la señora bien puesta.
Pero
X había perdido, además de su dignidad y otras cosas, el sentido
de su vida que era, precisamente, sobrevivir en una situación
hostil. Estaba apegada a su hijo de puta particular.
Hoy a las víctimas de este tipo de acoso se las considera débiles y culpables (¿es realmente así?). Yo me identifico con las maltratadas, porque pasé decenios en el Betis (nuestra madre guapa) y mi comportamiento no fue diferente. Mi razonamiento era: "si no están contentos conmigo es por mi culpa: no soy suficientemente bueno".
ResponderEliminarLa mujer se hubiese sentido liberada, como dices, si ella hubiese dejado al marido (que sería el acto de liberación).
Por cierto, una educación represiva en la niñez predispone a este tipo de sumisiones (y todos conocemos como funcionaban los matrimonios de hace unos años, y lo que llegaron a tragar algunas).
Si, esto es así, se incuba en la niñez y si no se cuida, desemboca en una patología muy grande en la madurez.
EliminarRecuerdo perfectamente lo de los apegos en el Betis. Que si estás apegado a esto, que si lo otro, lleva este apego a la oración, aceitera, aceitera. Cualquier cosa en cualquier momento podía ser un apego a algo, inclusive a leer el periodico cada día. Y encima, dejado a la subjetividad de un elemento que estaba siempre por encima del bien y del mal. Nunca lo entendí.
ResponderEliminarFdo. Ex bético, ahora sevillista
Los apegos más perversos del Betis eran a la "familia de sangre" (para los legos en la materia, la verdadera familia era la obra y tu padre era solo el padre biológico, porque el verdadero padre era el Padre -con mayúscula- que quería en su lápida la inscripción: "genuit filios e fiias").
EliminarCon esta excusa he visto verdaderas barbaridades.
Creo que es la primera vez que hablo aquí del "Betis", no es asunto que me apetezca especialmente, pero en fín será la debilidad de esta mañana otoñal, estos últimos comentarios me han traido a la memoria una observación que me hizo alguien una vez, y que me parece interesante y al pelo. Me decía: En el Betis hay ideas interesantes..., pero tiene un problema: cierto déficit de verdaderos maestros de espiritualidad... Probablemente, determinadas decisiones en cuanto a apegos, familia, etc..., se venían tomando, en el día a día, por "funcionarios", "diletantes", cuando no auténticos "macarras" de la espiritualidad, con escaso tacto y visión de conjunto... probablemente el "sistema" no permitía otra cosa..., pero se debaban "cadáveres" en el camino
ResponderEliminarPicapleitos
Creo que el Betis utiliza los apegos como nadie. Los que le conviene y hasta donde les conviene. En eso son expertos manipuladores. Fomentan el apego a sus mitos y a sus normas.
EliminarApegos hay muchos y variados y restan libertad, pero son muy humanos, dan seguridad.
Supongo que crecer y madurar y sufrir hace que vayamos queriendo deshacernos de los apegos, hace que veamos lo que es esencial y lo que sobra.
Cuando uno va cumpliendo añitos suele entrar en crisis, hace balance, limpieza, y a veces se da cuenta de que sobran muchos apegos.
Pensaba que el apego era bueno. Ese agujerito que te queda por dentro cuando los amigos emigran lejos o cuando se te acaba un libro con el que has disfrutado mucho o el que estoy segura que voy a sentir cuando los niños se vayan de casa. Lo que me parece malo son las relaciones tóxicas. Esas que se basan en la excitación, el miedo y los juegos de poder. Son como la afición a las carreras de coches, en las que la gracia está en no matarse o a las montañas rusas, donde la diversión está en aterrorizarse sin motivo y procurar no gomitar. pero ¿qué hay de malo en un poco de apego? (¿Un poquito? ¿eh?....¿qué daño puede hacer?)
ResponderEliminarTeñía dos entradas escritas sobre "los apegos", una era más comprensibles con ellos, pues son tan humanos como los que cuentas .C.S. No se puede vivir sin esos apegos, algunos absurdos, como el viejo jersey que llevo en casa y que está lleno de quemaduras de cigarros, y tiene más mierda que el culo de un gitano...¡pero es tan cómodo!
EliminarPero, me da que hay muchos tóxicos....¡que también tengo!
Los apegos…
ResponderEliminarCual descartado personaje de Macondo, viví algunos años entre antepasados en tonos sepia tan presentes como etéreos.
Que yo recuerde, estaba la Abuela, con un armiño muy elegantón y que resultaba (no sé el porqué) la omnipresente reencarnación, maña y de permanente perfil egipciaco, de la madre de Óscar Wilde.
Estaba tía Dolores, que siempre (aunque tampoco sé el porqué) me pareció sin afeitar del todo y tocaya de la gata de algún valiente, cascarrabias y simpático, que vendría en el futuro a contarnos sus cosas, que son las nuestras.
Estaba el hermano, Sebastián… No, ¿Sebastián dije? No: ¡Santiago! ¡Estaba tío Santiago! Y estaba por algo importante (eso es seguro, aunque nunca quedó claro por qué estaba, la verdad).
Y estaba el Abuelo, aunque apenas; era especialmente delicuescente, digamos.
Ya está; creo que no me dejo a ninguno de aquella entonces mi familia.
Ah, perdón, ¡cómo que no! ¡Medudo patón! ¡Estaba mi padre, el padre, nuestro padre! Sí, hombre, ¿no te acuerdas?, ése con el flequillito dejado caer a lo Clark Gable como quien no quiere la cosa y con una cara de pillo mirándonos por encima de las gafitas desde toda la eternidad que estaba pa´comérselo con papas aliñás con los latinajos de las bendecidas por él estampitas venidas ¡de Roma!
Ésa, ahora sí, fue durante unos años toda mi familia.
Y lo sé porque, aunque nunca nos abrazamos, había fotos iguales de ellos asín por la casa, por las iguales casas…
Bueno, pues a esta familglia sí convenía estar apegado, con Loctite y mucho esparadrapo si era menester.
¡Y tía Carolina!...
Eliminarquizás lo mas complejo era como estar absolutamente desapegados del trabajo "profesional"...ese que era el nucleo duro , la materia imprescindible de santiificacion... pero que se podia poner, quitar, inventar, hacer desaparecer , volver a aparecer...
EliminarCreo que es muy interesante el tema de los desapegos obligatorios. Por lo menos , muy dignos de estudio.
Ahhhh! La famiglia! La famiglia!
ResponderEliminarNo, Freddo, no es personal. Son negocios!!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRecuerdo de esa tertulia que Sweet Caroline agarra el micrófono y suelta en un perfecto inglés "I was a prostitute".
ResponderEliminarCarlos Caballé- nada que ver con Montserrat, salvo que también cantaba lo suyo), era el traductor, pega un respingo al escucharla y con cara de jefe de planta del Corte Inglés dice " esto que ha dicho no lo traduzco porque no es verdad, lo que dice es...".
Un día me cayó la mundial por señalar la frase en inglés en un pase de la peli...¡¡¡TÚ NO TIENES NI IDEA DE INGLÉS!!!, ¡¡¡PERO CÓMO VA A DECIR ESO!!!,
Sin encambio,¿a que no hay copia entera de esa tertulia?
Una entrada buenísima , ¡no sabes como la entiendo!
ResponderEliminarOs sigo casi a diario en El pábilo ¡qué guapos el otro día en la foto!...bueno, Manuela muchísimo más...:-)
Un besoA
¡¡¡Es que Manuelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
EliminarLo de los apegos bruta!!! Seguramente podrías (podríamos) escribir cienes y cienes de entradas sobre los apegos "y derivados" con "anéldotas" muy sabrosas. Pero bueno, es que los comentarios a la entrada también son acojowonderful. No me resisto a hacer dos preguntas:
ResponderEliminar1ª Del insigne C. Caballé dices que también cantaba los suyo. ¿Puedes explayarte un poco más?
2ª Alguien ya lo ha preguntado antes, pero yo lo vuelvo a preguntar: ¿Qué pasó (qué fue) de Tia Carol?¿Cómo es que un personaje del Betis tan mítico (especialmente en la prodigiosa década de los setenta) e internacional se pierde la pista?
En fin, es que lo de tia Carol me trajo a la memoria una gran tertulia, en la que el invitado (una persona magnífica, de la que guardo una gran recuerdo por muchas razones) nos contó cosas de tia Carol (pues él había vivido unos años en London y la conoció).
DesApegado
Mira, tía Carolina era vecina en un club de Londres. Tenía la casa contigua al club, se murió, la dejó en herencia y se acabó tía Carolina.
ResponderEliminarTuvo suerte: otros dan en vida y se acaban en vida. Esto es como cuando alguien tiene una pasta y todos van a por ella: natural, como la vida misma.
Was sh e a prostitute?
EliminarLas razones de los "cantos" de Caballé...razón, alguno del IESE.
ResponderEliminarLa pregunta para que hable es "¿por qué dejó Caballé de ser director general con mando en plaza?".
Entonces yo pregunto: ¿por qué dejó Caballé de ser director general con mando en plaza?
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