sábado, 1 de agosto de 2015

DE SEGUNDA MANO.

Me  alimento de la  buena  divulgación. Y  además de buena le pido  fidelidad y cierta gracia.

 Nadie puede conocer de primera mano todo lo que es necesario conocer. Excepto los pocos campos en que logramos profundizar, toda nuestra cultura es de segunda mano: es imposible leer todas las grandes novelas de la literatura universal, todos los grandes textos mitológicos, estudiar las fuentes de la historia romana, rusa o americana.

Mi  cultura depende  de la calidad de esta segunda mano: hay divulgaciones que  tienen el don de transmitir  lo esencial y otras que lo falsifican y lo alteran  para  llevar el ascua a su sardina.. 

Algunas veces, muchos viejos resúmenes escolares  me han llevado de la mano a la curiosidad de conocer el  original. Y algún buen profesor de historia  o literatura.

Le debo mucho a la pasión que me inculcaron aquellas lecturas, reducidas pero ya complejas a su manera, de los años de la infancia y adolescencia, que orientan para siempre el gusto y la fantasía.

Estos días  descubrí  a Jorge Wagensberg, un buen antídoto para cabezas  melonadas  y cerriles. Recomiendo "Si la Naturaleza es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?".

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                                               BAJANDO POR LA CALLE Y SILBANDO.

2 comentarios:

  1. Ayer vi algo realmente espectacular, un resumen de la condición humana, un grito de esperanza, la mejor película de los últimos cincuenta años, un pedazo de libro de la editorial Dequetecagas.
    Estaba en la cafetería del Niño Jesús ( del hospital, no de Jesús Bebito ). Una familia española recién llegada de los Estados Unidos del Norte de Norteamérica con un bebé de cuatro semanas. Tuve la necesidad de conocer al infante, pues será el que sostenga el mundo cuando yo me vaya. Así se lo dije a la familia, y entendiendo mi necesidad vital, me entregaron la Bebito para que entablará un primer contacto.
    Me lo puse encima de las rodillas y entablé con él una profunda conversación que por motivos de intimidad, me guardaré para mí.
    ...
    Entonces ocurrió.
    La hermana del Bebito, una chica de dieciséis años, ingresada junto a mi hija, había conseguido un permiso para conocer a su hermano.
    Entró la chica en la cafetería, con su pijama de la Seguridad Social azul.
    Abrazó al Bebito, le surgió la mejor sonrisa de la historia del arte, escribió el párrafo más interesante de la Literatura Universal y para rematar, pintó en el techo un fresco que superó en intensidad a las pintaditas de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.
    ...

    Durante unos segundos, el mundo dejó de girar.
    Revoloteaban los Ángeles.

    Y sí, lo reconozco, me dio una llantina del Copón de Bullas.

    El Bebé, el chaval que se enamorará cuando yo palme, se descojonaba de forma manifiesta.

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  2. Gracias por la recomendación literaria. Por cierto, aunque esto viene de hace días, a mí también me gusta seguir y leer tu blog de vez en cuando. Me hace bien tu mirada diferente de algunas realidades cotidianas, y me gusta como las verbalizas.
    Chigurgh

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