viernes, 14 de agosto de 2015

PROMISCUIDAD.

¡Dios mío! : estoy  muy enfermo.

Es esa extraña enfermedad  de la promiscuidad  afectiva que hace del corazón de las personas una  particular  ley de gravedad que me atrae  de un modo  fatal. No quiero tocar, porque es en el tacto donde entra la confusión del amor que no es, o que sí es. 

No sé quién  dijo qe lo más bello que hay en un museo son las ventanas. No es verdad: lo más bello que hay en un museo son las personas. Cualquier persona.

Para mi  no hay ninguna diferencia  entre  amar  y vivir, y  esa  es  mi confusión.¡Ay, bendita confusión que no sé si Tu quieres limpiarme, o si yo quiero  rozar la orla de tu vestido!. Cada día tiene  su veneno, y para el que lo sabe ver, su antídoto. Y tengo el miedo  de los promiscuos, que no distinguen el sabor del veneno y el de su antídoto.

Me muero cuando  creo  estar  vivo, y vivo mientras muero.Tengo  la  enfermedad  y mi tesoro en el mismo  lugar, y tienen nombre de persona.

¿Cómo se llama?: ¡qué importa!

Hay  personas que  son una  belleza  maravillosa que  nos acompañan un trayecto de un viaje en tren.

En el  último viaje la muerte se llevó a Manuela ,

Pero se ha olvidado su sonrisa, igual que un caco sorprendido huye abandonando parte del botín.

Me dejó lo  mejor de ella.

La vida sigue. La  vida  duele. 



-----------------------
               CAMINOS PARA LLEGAR A DIOS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario