¡Dios mío! : estoy muy enfermo.
Es esa extraña enfermedad de la promiscuidad afectiva que hace del corazón de las personas una particular ley de gravedad que me atrae de un modo fatal. No quiero tocar, porque es en el tacto donde entra la confusión del amor que no es, o que sí es.
No sé quién dijo qe lo más bello que hay en un museo son las ventanas. No es verdad: lo más bello que hay en un museo son las personas. Cualquier persona.
Para mi no hay ninguna diferencia entre amar y vivir, y esa es mi confusión.¡Ay, bendita confusión que no sé si Tu quieres limpiarme, o si yo quiero rozar la orla de tu vestido!. Cada día tiene su veneno, y para el que lo sabe ver, su antídoto. Y tengo el miedo de los promiscuos, que no distinguen el sabor del veneno y el de su antídoto.
Me muero cuando creo estar vivo, y vivo mientras muero.Tengo la enfermedad y mi tesoro en el mismo lugar, y tienen nombre de persona.
¿Cómo se llama?: ¡qué importa!
Hay personas que son una belleza maravillosa que nos acompañan un trayecto de un viaje en tren.
Hay personas que son una belleza maravillosa que nos acompañan un trayecto de un viaje en tren.
En el último viaje la muerte se llevó a Manuela ,
Pero se ha olvidado su sonrisa, igual que un caco sorprendido huye abandonando parte del botín.
Me dejó lo mejor de ella.
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