domingo, 22 de marzo de 2020

¿ Y USTED QUIÉN ES?

¿Y Usted quién es?

-  Yo soy tu padre.

Esta escena no es de la Guerra de las Axilas. Puede ser una conversación entre una hija y su padre en el pasillo de su casa en estos días de confinamiento. No exagero.

Recuerdo el Lérida la llamada de un padre muy fadado con el colegio. Yo era tutor del hijo. En un momento de la conversación en la que el hombre parecía Moisés rompiendo las tablas de la Ley sobre mi cabeza le dije:

- Si me dices la fecha del cumpleaños de tu hijo  sigo hablando contigo.

- Y eso qué tiene que ver con lo que hablamos.

-O me dices la fecha del cumpleaños o cuelgo.

Colgué.

 El lado terrible de estos días sería el del mal rollo,  la  mala leche desatada, y hasta violencia

“Como fuera de casa, en ningún sitio”, sentenciaba aquel.

También conocí un saludado que en medio de una conversación nos sorprendió con un " disculpadme, me voy a casa. Tengo que hacer bondad".

En Cataluña "fer bondat" es portarse bien cuando tienes a la parienta hasta  los cojones.

La inmovilización es una oportunidad  de tratarse, escucharse. Incluso no escuchar esos " ¡¡¡a comeeeerrrr!!! " a la hora de sentarse en la mesa. 

Los comportamientos de la familia nómada, el hijo allí, la hija allá, la madre no se sabe, la chica de servicio dándole de mamar al papi,  se acabaron.

Tenemos delante un desafío sociológico alucinante. El  cabo de las Tormentas, que es el cuarto de baño , ese espacio común que tiene sus propias rutinas diarias domésticas al estar todos juntos. Allí se impone una disciplina, si se pretende sobrevivir al confinamiento. Renunciar a la propiedad del cuarto de baño. Aceptar que hay una jerarquía. 

¡Buf!, no quiero ni pensarlo. Se requiere toneladas de paciencia, de constancia, de dar la callada por respuesta, de revestirse de una túnica de azafrán y musitar " aummm, aummm". No digamos en los hogares con niños hiperactivos, antes " tocacojones" ,  o amebas adolescentes. No pueden salir de marcha, no pueden fumar ( sí, fumar, tú que decías " mi hijo no fuma") . Tampoco el papi echarse un tirito. O la madre ir a...a donde sea que dicen que van as madres con la estera enrollada.

La wifi se satura en casa. " ¡ Esto no son unas vacaciones!, ¡ hay que tener un horario!" Parece mentira que en un espacio tan pequeño sea tan difícil dirigir nada: como llevar una manada de gatos por una carretera.

Las parejas van a convivir más de cuanto lo han hecho jamás. Además, no se puede tirar de los abuelos, aislados bajo la amenaza siniestra de ser 'población de riesgo'. 

Más de unos padre han pensado " ¿ cómo coño se llamaban esos juegos que nos regalaba el abuelo?...¡a sí!: los juegos reunidos Geyper."

Y los niños juegan estos días a  juegos analógicos,  ¡ no digitales!, como la baraja española , las damas, el parchís, las palabras encadenadas. Si te descuidas, hasta la silla.

Vamos a descubrir que estos críos ya venían aislados de serie. Y por culpa de sus padres, que también vivían en su isla. Todos comunicándose  desde el propio móvil, o tablet. Padres, madres, hij@s   'online'. Ligando 'online' también. El campo de concentración ya formaba parte de sus vidas.

Pero todo tiene su lado bueno. Derrepenete, depronoto, descubrimos a esos que  viven solos. O quienes están obligados a hacerlo por su edad, enfermedad o situación personal. Este bicho  ha descubierto  la solidaridad. 

Y, como el gitano del chiste , que se lava los pies y dice " ¡ahívá, deditos como en las manos!" , algun@s hasta han descubierto la existencia de los vecinos. 

-Papi, ¿ qué eso?

- Un vecino, hijo.

Hablan entre sí de ventana a ventana. Se ofrecen a colaborar en la compra. Y aplauden al anochecer el trabajo de quienes más se sacrifican. 

Algo es algo.


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