En el amor sucede lo mismo que con la llama en la película "En busca del fuego". Algo tan delicado, tan débil, tan frágil, da miedo que se apague porque después nadie está muy seguro de saber prenderla. Esa lumbre, a veces sólo un rescoldo. muchos la hemos recibido encendida de nuestros padres, de gente que vivió su vocación con el fuego de entusiasmo, de la locura de un trabajo común .
Uno al menos reconoce esa tea en sus padres, en profesores que tuvo en su vida escolar, en otros amores, en personas que compartieron un ideal con pasión.
A veces esa llama se apaga, y se funde a negro toda esa luz. Se extingue el recuerdo también. Es cuando ves esa gente que vivió contigo los grandes ideales andar en el desvarío, condenados a chocar pobres sensaciones de un mundo frío sin que hagan chispa. Jodidos. Tristes.
Son los descreídos, los escépticos, los que ya no creen en nada, los que viven de la inercia, en vuelo sin motor.
Hace frío. Se apagó el fuego. Sólo hay cenizas. Y, te lo deseo de verdad si es tu caso, hay que volver a buscarlo.
¿Tu sabes el placer y la paz que proporciona el vuelo sin motor?. Volar por la vida da miedo y hay quienes piensan, con toda legitimidad, que mejor agarrarse a un motor. Pues te diré que la seguridad no la da siempre el motor, que obliga una velocidad y necesita mantenimiento a un alto coste (de libertad entre otros); si no que la seguridad la da la sustentación. Si no se entiende ¡qué le haremos!.
ResponderEliminarTienes razón.. pero yo me refiero a la vida de inercia.
ResponderEliminarMuy interesante lo que dices, por cierto ☺️
Hay instituciones que te proponen un motor a reacción, los más caros.
ResponderEliminarPero parece que tienen muchos fallos, pues la mayoría se estrellan.