jueves, 15 de febrero de 2024

LA OTRA ANCLA.

Cuando la navegación se hacía a vela, hace siglos, los barcos tenían la costumbre de llevar un ancla de más. No se utilizaba en viajes normales, cuando llegaba a puerto. Se reservaba  para casos desesperados.


Se guardaba para momentos límites , cuando la nave quedaba desarbolada a merced de tormentas, con destrozos irreparables, cuando se zarandeaba ingobernable  a merced de la tormenta y la galerna. Cuando todo se veía perdido.


Ya no había nada que hacer. Entonces se lanzaba aquella ancla oculta.  Era como una súplica al Dios de los mares para que mostrase su misericordia sujetándola a algún punto   estable y salvador.


Ya no confiaban en su pericia, ni en su experiencia. Tan sólo en la piedad de un Dios, que opera cuando quiere y porque quiere: nadie se salva por méritos propios cuando ya sólo espera la muerte. Sólo queda esperar que Alguien tienda la mano y enganche el ancla a lo inesperado.


No era una superstición de la fe en lo sobrenatural , sino un abrirse confiado a lo más humano que hay en nosotros: el ser humano no renuncia nunca a ser salvado por la misericordia de Dios, aunque ni está, ni se le espera.


Pues bien, cuando leí esta historia me acordé de María José, que es la improbable , misteriosa, maravillosa  roca a la se enganchó el ancla de mi vida cuando estaba tocado y hundido, desarbolado , solo y naufragando al morir Manuela. 


Y de un modo inesperado. Ni siquiera yo lancé el ancla. Ni ella tampoco. Yo no esperaba un milagro. Incluso  me avergonzaría pedirlo. 


Supongo que son cosas de Dios, y de esa gente que está allá arriba - o dónde estén- y que nos quieren y cuidan de nosotros.


Gracias por el ancla. 




13 comentarios:

  1. Buen símil. Y cuántas veces hemos echado anclas sin obtener agarre...
    De hecho y en términos marineros, hay 2 tipos de anclas de reserva: la pequeña, similar a la común, que sirven ambas para fondear y otra más, la que llamamos de "fortuna".
    La pequeña, la que dice Suso se lleva escondida, sirve de emergencia en caso que la principal garree por el fondo para intentar con la de recambio reforzar y asegurar la posición, sobre todo en casos de fuertes corrientes i/o tormentas. O por si la principal falla o se rompe.
    Tiene especial interés la otra, el ancla de "fortuna". Y esta consiste en un simple cono de tela (similar a los que indican la fuerza y dirección del viento en las autopistas y aeropuertos) trincado a un largo cabo con la proa de la embarcación.
    Se usa para capear una tormenta en medio de la mar con barco a la deriva. Esa ancla de fortuna permite al menos tener el buque alineado con el viento y corriente evitando escoras peligrosas a merced de los elementos. O sea, no te fija una posición, no te "enroca", pero permite mantenerse a flote evitando males mayores.
    Creo que este ejemplo puede también servir para ilustrar situaciones similares a las que uno se pueda identificar.

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    1. Gracias, completa la entrada. Gracias de verdad. Le debo un algo , lo que pida.

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    2. ancla de capa se llama. Yo no la trincaría en proa para capear un temporal, mejor en popa. En proa cuando fondeas.

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    3. Me parece maravilloso y muy de presumir el nivel de los comentaristas....gracias

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  2. Otro enfoque. Mark Twain escribió: "en mi vida he tenido un millón de problemas, la mayoría no han existido nunca".
    Mis tormentas han existido muchas veces solo en mi imaginación. Entonces necesito hacer una introspección para examinar si la tormenta no es un problema de mi relación con la realidad.
    Con frecuencia me doy cuenta que reprimo no tanto los instintos sino la ley moral. No el instinto sexual de Freud o el ánimo de poder de Jung.
    En el Betis aprendí a llevar una doble vida por instinto de supervivencia. Eso me sigue perjudicando mucho.
    Como digo, no es una cuestión sexual o de Alcohólicos Anónimos o de drogas. Son cuestiones menos sensibilizadas, pero más importantes.
    Por poner un ejemplo del blog, el Urellas de turno que le prometió a Suso que le guardaba el trabajo y luego lo mandó a tomar por viento. Seguro que se confiesa de sus problemas sexuales pero no de este asunto.
    La represión de la ley moral en todos los aspectos, no solo los sexuales o violentos o adictivos, produce lo que Goya expresaba la imaginación produce monstruos. Muchas veces no se entra en estas cuestiones y de alguna manera se somatizan o se expresan de alguna manera perjudicial.
    Bueno, no quiero meterme en camisa de once varas dando ejemplos que no conozco directamente sino a través del blog.
    Mi ancla se llama "metanoia".
    Así me lo enseñó mi maestro, JBT.

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    1. Curisoso lo de la metanoia: la transformación profunda de corazón y mente a manera positiva. Hay quien piensa que la metanoia es un examen de toda actividad vital y una transformación de la manera como se ven y aceptan los hombres y las cosas.

      Está bien.

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  3. Es hermoso ver cómo una chica de 22 años canta Yo soy aquel de Raphael mientras despacha en un Oxxo de CDMX. Ese relevo generacional, que otros tomen la antorcha que no puede apagarse, reconcilia. Y nos dice que la buena música siempre llega al corazón. La que se va, nunca llegó.

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  4. Reunión en el Cortille delle Asni en Cavabianca. El rector los reúne a todos. En febrero de 2025 se cierra. De buena fuente.

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    1. Ya veremos , profeta, que llevas ya varias patinando con tutú.

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    2. Tu fuente es muy mala y tu un mentiroso

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  5. Tiene mérito que cante a Raphael pero con esa edad, tiene más mérito que cante a Camilo Sesto. Que yo lo he visto.

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  6. Por cierto, qué pasó con Flos Mariae???

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