"El regreso - me escribe uno de esos antiguos alumnos que, no sé por qué, me quiere bien, será duro...
Cuidado con los retornos. A veces son mas duros que las idas
Te encontraras al típico que "ya te decía yo que no ibas a durar". Con buenas palabras, que se vaya a la mierda pero con cariño.
La vuelta de un buen amigo desde X fue mas dura que su aterrizaje, pero también te comento que desde que ha vuelto es otra persona. Mas humilde, valora mas las cosas, y nos ha hecho cambiar también a los que estamos a su alrededor
En definitiva, recoge los frutos de estos meses, y transmítelos, que seguro que harás bien".
En fin, se está acortezando un cierto fatalismo en el que parece que he caído, que está generando varios principios vitales:
Me da lo mismo todo lo que me pueda suceder.
Tengo que vivir con poco, ir desprendiéndome de kilos de idioteces sin sentido.
No perder el buen humor.
Aceptar las consecuencias de mis actos, todas.
Aceptar las consecuencias de mis actos, todas.
Regreso y encontraré gente que esté en sintonía conmigo, y gente que no. Espero que los que lo estén, además de mi familia, sean también alguno de mis amigos y, sería lo ideal, mi jefe.
Si no es así, oye, habrá que buscarse la vida.
Buscarse la vida...recuerdo que durante años tuve unos tíos muy preocupados porque me conociera bien, en especial una cosa que llamaron "defecto dominante".
- ¿Cuál es tu defecto dominante, Suso?.
El problema estaba en que, tarde o temprano, cada uno de ellos me decía cuál creía que era mi defecto dominante: ¡no me dejaban descubrirlo a mi!
Eso tenía una ventaja : ellos te decían dónde fallabas: eres un vago, eres un vanidoso, no dejas hablar a los demás, guarda la vista...¡buf, eran decenas de defectos dominantes!
Y llegaba un momento , si lo sabías ver, en que emergía el lado bueno de tanto paliza: te conocías muy bien, y te habían puesto a parir unas cuantas veces, algo que resulta medicinal. Y el mejor: te importaba un rábano lo que pensaran de ti.
Después, al menos yo, entre mis conocidos buscaba modelos especialmente hábiles en alguna faceta emocional que yo no daba una , y les imitaba. Imitaba al amigo listo. Si admiraba su autodominio y yo era un eléctrico pasional, copié gestos, actitudes...
Es un consejo que sigo practicando - estos meses en Tamahu algo me llevo de alguien. Alguno os habéis dado cuenta: el silencio, la soledad, temas que se han ido repitiendo en muchas entradas...
La imitación, la repetición y la práctica nos hacen mejor.
Por esa razón me fío de los consejos de la gente que me quiere.
Ven a Valencia en primavera. Comeremos un arroz marinero junto al Mediterraneo y tu alma verá con una claridad sin igual... 😉
ResponderEliminarNo te digo que no.
ResponderEliminarte esperamos con los brazos abiertos!!!!!!
EliminarTengo el taxi listo para recogerte, cuantito llegues.
ResponderEliminarTe pondré buena música.
Nos vemos en la T4, muchacho.
...
Manda coordenadas espacio-temporales.
Yo me fío de uno que es jefe y no es cabrón ...y me fío cuando dice que eres buen tío; eso ya basta.
ResponderEliminarMe alegro de tu vuelta y s vas a valencia ya de paso te acercas X el sur de alicante camino de Murcia ....el estas invitado,
ResponderEliminarRegresar no es ningún fracaso. Fuiste allí a ver si podía ser tu sitio y resultó que no. Fin de la historia. Fracaso sería quedarse donde uno sabe que no puede aportar nada. Y a pastar el que te diga lo contrario. Emma Morley.
ResponderEliminarREGRESOS Y REGRESOS
ResponderEliminarEn la película „La leyenda de la ciudad sin nombre“ se dice: „hay dos tipos de hombres, los que se van y los que se quedan“. De entre los que se van –añadiríamos–, quizá haya dos tipos de hombres: los que no regresan y los que regresan. O quizá –quién sabe– no regresar sea también una forma de regresar que consiste en no dejar de hacerlo, en un regreso eternizado.
Regresa a su hogar Blanche du Bois, „Blanca del Bosque“, que no es la hermana de Vicente sino un personaje trágico de „Un tranvía llamado deseo“, convertida en una mentira para sí misma y para los demás, locuaz y parlanchina, encarnando esa frase de una película de cine negro cuyo nombre no recuerdo: „El hogar es adonde uno regresa cuando ya no tiene adonde ir“.
Regresa Charlton Heston haciendo de Moisés bajando del Sinaí, transfigurado y con las dos tablas en piedra de la ley, una bajo cada brazo.
Regresa a su pueblo el protagonista del drama de Borchert „Fuera, delante de la puerta“, sobre un soldado alemán que tras la segunda guerra mundial vuelve de la campaña rusa, y cuando llama a la puerta de su casa ya no le conocen y se tiene que quedar „fuera, delante de la puerta“.
Regresa el hijo pródigo, derrotado y avergonzado, pero encontrándose una alegría por su regreso y un banquete en su honor con los que jamás hubiera soñado.
Hay quien regresa haciendo como que no se ha ido, y hay quien regresa haciendo como que no ha vuelto.
Hay quien se ha marchado tantas veces que ya no sabe si la partida es el regreso o si el regreso es la partida.
Regresa.. regresa... regresa...
Hay tantas formas de llegar a Dios como personas, y hay otras tantas formas de regresar. Cada uno tiene que ir fabricando la suya... sobre la marcha.
Regresa el Hobbit de „La batalla de los cinco ejércitos“ con las manos vacías y con el alma llena.
ResponderEliminarSuso! Te podrán decir de todo...y lo que puedes disfrutar cada uno de esos momentos a la vuelta? Cuando toque reir, reir, y si es llorar pues llorar no? Pero son los tuyos, tus momentos, tu vida...gracias por compartirlos!
ResponderEliminarBuena vuelta!
TT
Q tengas buen viaje, hiciste lo q tenias q hacer......cada uno tiene q buscar su sitio...En n la vida
ResponderEliminarTe deseo una buena vuelta y que sigas buscando tu camino. Estoy seguro de que lo vas a encontrar.
ResponderEliminarRegresas en un buen momento para hacer el Camino de Santiago. Y sí quedas de nuevo de puta madre. Eres una nenaza, con todos los respetos, eh?
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