domingo, 2 de agosto de 2015

EL RUISEÑOR

Uno de  los textos  más citados de Stevenson , que toca lo  mollar  de  sus  principios  está escrito en "los portadores de faroles":

 «Hay una fábula que casi toca el meollo de la vida: la fábula de un monje que se internó en el bosque, oyó a un pájaro entonar un canto, prestó oídos durante un par de trinos y se dio cuenta de que se había convertido en un extraño al volver a las puertas del monasterio, pues había estado fuera cincuenta años y sólo uno de sus compañeros había sobrevivido para reconocerle". 

"Con un farol maloliente por todo aparato yo lo he llamado en los desnudos arenales. Toda vida que no es meramente mecánica está tejida con dos hilos: la búsqueda de ese pájaro y su escucha. Y precisamente eso hace que la vida sea tan difícil de valorar, y el goce de cada uno tan imposible de comunicar. Y saber eso, y recordar esas horas afortunadas en las que el pájaro ha cantado para nosotros, es lo que nos produce tanto asombro..."

 Y , como contrapunto oscuro , se refiere a los realistas  : "esos que ven la vida hecha de barro y hierro viejo, deseos baratos y miedos baratos, los que nos avergüenza recordar y los que no nos importa olvidar; pero de la nota del ruiseñor que devora el tiempo no recibimos noticia».

El canto de ese ruiseñor es el que se oye cuando de verdad estás enamorado, cuando has sentido la caricia de Dios, o la  belleza de un verso, la  canción que nunca cansa  escuchar. Y es bueno tener esa referencia de Stevenson a la hora  tomar la temperatura moral de nuestra vida: si no escuchamos la nota del ruiseñor, ¡sal corriendo de ese bosque en el que te encuentras!
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                          EL CONSUELO QUE PROCURAN

5 comentarios:


  1. EL SECRETO DE ARISTOTELES



    Todo el mundo andaba buscándole.
    Y cuando digo todo el mundo, digo todo el mundo.
    Había encontrado el cuarto libro de Aristóteles, el que hablaba de la risa, el libro más buscado en la historia de la Humanidad.
    Lo encontró de casualidad, y lo escondió en una isla.
    Nadie pudo arrancarle nunca el secreto.
    Le habían ofrecido de todo: riquezas, honores, sabiduría.

    Nunca descubrió su secreto a nadie, hasta que un día ocurrió un suceso extraordinario...

    Tomaba un café con un amigo en una terraza de la ciudad.
    Éste esperaba a una compañera de trabajo.

    El mundo se paró.
    En ese preciso instante en que ella llegó.
    En ese momento en que sus miradas se cruzaron.
    El mundo se paró.

    Hermosa como un atardecer.
    Embriagadora como las olas del mar.




    Él sonrió.
    Ella bajó la mirada.

    Pasaron una agradable tarde de charla.
    Él trataba de hacerla reír.
    Ella no reía nunca.

    Se le anocheció el alma.
    Aquella mirada que no reía le estaba volviendo loco.

    Se vieron otras veces.
    Se encontraron en múltiples situaciones.
    Nunca la vio ni tan siquiera esbozar una sonrisa.

    ....

    Y entonces se dio cuenta.
    Tenía que desenterrar su tesoro.
    Tal vez en el libro de Aristóteles encontraría la forma de hacer reír a la chica.
    Removió Roma con Santiago.
    Tiró su escasa fortuna por la borda y se fue a la isla donde había escondido el libro.

    ...

    Al llegar a la posición secreta, a la longitud y la latitud exacta, se encontró con una sorpresa...








    La tierra estaba removida allí donde había guardado el cofre con su libro...
    Cavó con sus propias manos hasta encontrar la cajita de acero.
    La cerradura estaba forzada. La caja estaba abierta.

    ....

    En su interior una foto de ella.
    Sonriendo.
    El corazón se le escapó por la boca al verla.
    Sus manos, temblorosas, cogieron la nota que ella había dejado y que decía....

    "Soy una ladrona.
    Te tendí una trampa.
    Te robé el cuarto libro de Aristóteles, el que trata de la risa, ése que han buscado tantas generaciones de hombres. El texto que todo el mundo quería tener, pues se supone que contenía las bases de la felicidad absoluta.”



    Pero resulta que el libro no contiene ni textos, ni dibujos.
    Tan sólo hay una dedicatoria extraña en la primera página.









    "Entierro este libro aquí, hoy 12 de marzo del 2.000, para llenarlo con las historias que viviré con la mujer más maravillosa del mundo, aquella que deje que le enseñe a sonreír".

    Y después, tan sólo, una firma.

    Junto al dibujo de un pájaro bellísimo.

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  2. Es la historia de San Ero de Armenteira Suso, contada por Alfonso X el sabio en una de sus cantigas... Suso, tu que viajas tanto a Pontevedra... (por cierto, el sitio preferido de Rajoy)... https://es.wikipedia.org/wiki/Ero_de_Armenteira

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  3. Algunos lo que escuchan son los cantos de sirena de sus propias mentiras. Una pena.

    Un abrazo Suso. Gracias por el relato.

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  4. Creo que he escuchado esta historia en el monasterio de Leyre, Navarra.

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