miércoles, 1 de junio de 2016

DEBAJO DE UNA SOMBRILLA

Llego a Barcelona  y cerca de Sants  paro en una terraza en Barcelona   debajo de una  sombrilla releyendo el final de una novela que compré en la Estación de Valladolid: Retorno a Brideshead 

Me siento un subversivo. No tengo nada más que hacer.

Frente a la tiranía de los  horarios que hay que cumplir. Frente a la incertidumbre que proclama que el alma que uno tiene no se sabe  donde va . Frente a la  corrupción de la vida pública y toda la miseria que nos  rodea ,  algunos nos  purificamos leyendo, o rezando , en un banco de una Estación repleta de gente que deambula               hormigueando.

Olvidado de todo.

Allí uno se acoge  a los deleites sencillos de cada día y con ellos levanta un bastión inexpugnable. 

Una  persona leyendo  es  una forma de provocar.

Hoy asistimos a un espectáculo putrefacto: hay tanta corrupción  que  cada ciudadano en un juez que se ve forzado a dictar sentencia urgente en el bar, en el taxi, bajo los toldos de la playa, en la radio, en la oficina, en la parada del autobús, en la intimidad de la alcoba. 

La corrupción  ensucia la mente de la gente corriente hasta convertirla en sospechosa o inquisidora, en colaboracionista, en culpable  o  inocente de su propia opinión. 

¿Entiendes ahora  por qué hablar ahora de un hombre leyendo en silencio  en una terraza es un acto revolucionario? 

Te         diré una coas. Leer así, en medio del bullicio de una   Estación,  es  un caso de legítima defensa. Leyendo a  Waught   debajo de una sombrilla  puede uno comenzar a redimirse de la suciedad que el barrizal de la vida  le ha dejado en el cerebro la última temporada ejerciendo ahora el pequeño placer de saborear y contemplar otras vidas.

Leer  es  vivir  dos  veces. O mil.

Al terminar la lectura fui andando por la calle Entença. Tengo que vivir en esta ciudad y , de repente, me siento pequeño, anónimo, lejano. Entro en una Iglesia y rezo. No es miedo. O sí. 

"Me gustaría enterrar un objeto valioso en cada lugar donde haya sido feliz y, entonces, cuando sea viejo, feo y triste, podría volver para desenterrarlo y recordar" .

8 comentarios:

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  2. Ni una línea recta.
    Son todo curvas, femeninas, naturales, continuas, enlazada cada una con la siguiente formando un conjunto armonioso y singular.
    Bajo la bóveda de la nave principal puedes sentir el verdadero sentido de la omnipresencia.
    Si subes a sus torres, no llegarás al cielo, pero rozarás alguna nube clara.
    Y si te dejas deslizar por la fachada de la pasión, sentirás cómo tu alma se rebela contra el bien, contra el mal y contra la madre que nos parió.
    El tío lo tenía muy claro.
    Imitar a la naturaleza, formas de caracolas, ramas de bosques impenetrables, altos pináculos antigravitatorios, arcos tensados sobre el vano y un homenaje orgánico al Big Bang, que en realidad fue una fiesta con miles de hogueras alrededor de un mar eterno.
    Si viviera en Barcelona, me haría socio del Fútbol Club Sagrada Familia.
    Los partidos que se ven desde sus gradas, capaces son de redimirte a fuerza de armonía íntima.

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  3. Leí "Brideshead revisited" - lo siento, soy pelín pijilla...hace mil años, muy jovencita, a raízde ver en la tele, la magnífica adaptación y me enamoré de la novela y de Jeremy Irons...valió la pena!!!
    Un beso
    P.D. Bienvenido a BCN!

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    1. Muchas gracias...buena cita de Asimov.

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    2. La cita es de la novela de la que nos habla Suso, de Arthur Evelyn St. John Waugh. Dicho lo cual, me permito recomendar vivamente "Hombres en armas", "Oficiales y caballeros" y "Rendición incondicional". De lo mejor que he leído ambientada en la II Guerra Mundial.

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    3. Muchas gracias Anónimo y perdón por la confusión... de Waugh he leído también "Noticia bomba", pero me defraudó...creo que por la traducción tan deficiente, pero aqui lo dejo...
      Y muy agradecida, Suso...
      Cordialmente
      NiNi

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  4. Bienvenido a casa, Suso.

    Fdo. ex bético, ahora sevillista

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