Al principio fue e Verbo . No podemos imaginar las palabras sin que éstas resuenen en el interior del cerebro. Así funciona el pensamiento, como una música cuya partitura a muchos les está vedada. Si no sabes solfeo no podrás captar la melodía que se esconde en la Naturaleza.
Al principio fue el verso , después la poesía, más tarde la escritura. El verso se hizo canto; el canto antes fue grito. El grito partió de aquel gruñido de la garganta . De este modo los simios trataban de imitar los sonidos que la naturaleza producía: el gorgoteo del agua, el chasquido de los alimentos que masticaba , el aullido de las fieras.
Cada uno de aquellos gruñidos ahora se transformó en una palabra dulce o profunda, en una súplica. Alguno de los salvajes mordiscos del primer hombre se transformó en un beso.
Con el tiempo la voz humana , el más maravilloso de los instrumentos musicales, ha tomado infinitos matices y éstos se han adaptado a todas las variaciones y estados de ánimo: el amor, la cólera, el perdón, la alegría , la oración . Tener oído significa captar todavía en la profundidad de cada palabra lo que hay en ella de ritmo, de verso, de canto, de grito, de gruñido, de silencio, de amor. Este silencio insondable que precede al primer sonido de la naturaleza es " al principio fue el Verbo".
Las cosas sólo existen cuando poseen un nombre y este nombre es inseparable de aquella voz que lo pronunció por primera vez hace un millón de años. Su eco aún perdura hoy en tu biografía. Es tu nombre el que fue nombrado.
Todo es música: el maullido del gato y la sonata de Bach , el rumor de las ramas del bosque en una tempestad y el susurro de las confidencias.
Dicen los que saben de esto que el oído es el último sentido que se pierde. Y es verdad que al hombre las orejas le crecen hasta el día antes de la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario